Entre el 3 y el 6 % del PIB de Francia, un millón de empleos y el 40 % de la capitalización de las empresas del índice CAC-40 de la Bolsa de París. ¿Por qué el sector del lujo se ha afianzado como un motor de la economía francesa tras salir indemne de las sucesivas crisis mundiales?
Los confinamientos por el coronavirus, la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 y sus efectos en la inflación o los problemas de las cadenas de aprovisionamiento. Muchas grandes empresas francesas han sufrido en estos tiempos convulsos, aunque las del lujo figuran como una de las excepciones.
En el principal índice de la Bolsa parisina, el CAC-40, las cuatro grandes empresas del sector (Louis Vuitton Moët Hennessy -LVMH-, L'Óreal, Kering y Hermès) ya representan el 40 % de la capitalización, frente al 28 % antes de la covid.
LVMH, dirigida por el que se considera el hombre más rico del mundo, Bernard Arnault, es la compañía con más valor en Bolsa en Europa (unos 440.000 millones de euros) y en 2022 obtuvo resultados récord de 14.000 millones de euros. En una balanza comercial deficitaria para Francia, el lujo aporta 50.000 millones de euros en exportaciones al año.
¿De dónde viene esa resiliencia? "El género humano adora la belleza y, una vez que consigue satisfacer sus necesidades imprescindibles, lo primero que hace es ver cómo puede incluirla en su vida", explica a EFE Bénédicte Epinay, la directora del Comité Colbert, la asociación francesa que agrupa a 93 empresas del sector del lujo.
Esos codiciados y carísimos productos no son sólo los collares de oro o los zapatos Christian Louboutin. "Un pintalabios puede ser considerado un producto de lujo. Podemos comenzar así y más tarde comprar un par de diamantes", precisa Epinay.
La reapertura poscovid de la economía china y de otros grandes países del mercado asiático, como Japón, han contribuido a los excelentes resultados de 2022 y a las buenas perspectivas de este año, incide.
Los últimos estudios de mercado prevén que los chinos desbanquen a los estadounidense en 2025 como principales consumidores de productos de lujo y representen el 40 % del total mundial, frente al 19 % en 2012.
Una ilustración del impacto y la pujanza del lujo francés es la publicidad viral de Louis Vuitton, en la que aparecen Leo Messi y Cristiano Ronaldo jugando una partida de ajedrez sobre una maleta de esta icónica marca. Esta imagen, difundida en noviembre de 2022, en vísperas del mundial de Catar, se considera la foto que ha recibido más "me gusta" de la historia de Instagram.
Crítica social al lujo
A pesar del horizonte aparentemente despejado, el lujo francés tiene algunos nubarrones a la vista.
Entre ellos, la falta de mano de obra cualificada, la necesidad de adaptarse a las nuevas normas medioambientales europeas y la crítica social, cada vez más acentuada, hacia las estratosféricas ganancias de las grandes firmas del lujo francés en un contexto de crecientes desigualdades sociales.
"Hay que dejar de poner el foco en los que consumen lujo. Hay que ponerlo en aquellos que lo fabrican. Ahora abrimos muchos centros, somos el estandarte del 'made in France'. Así rehabilitaremos la imagen del sector ante una pequeña parte de franceses", tercia Epinay, en alusión a las invasiones y ataques a tiendas de lujo durante la actual crisis de las pensiones y la de los chalecos amarillos (2018-2019).
La deslocalización de la producción a países donde las condiciones laborales no ofrecen todas las garantías, es otra de las críticas frecuentes a las que el sector responde.
Para la experta en las empresas del lujo, Anne-Flore Maman Larraufie, esa cuestión es cada vez menos peliaguda, puesto que se está produciendo un proceso de "relocalización de empresas".
"De Asia, por ejemplo, se importan todavía ciertas piezas e ingredientes. Las empresas francesas buscan hacer todo lo posible desde aquí, también como una manera de controlar la cadena productiva", dijo Maman Larraufie.
La profesora de la Escuela Superior de Ciencias Económicas y Comerciales, sin dar el número de empresas que aún se sirven en gran parte de la deslocalización, puso como buen ejemplo Hermès, que ha comprado una granja de cocodrilos en Australia para poder tener bajo control directo el origen de la piel con la que fabricar.
Según Maman Larraufie, el lujo francés no tiene techo: "Hay muchos mercados por conquistar, América Latina y, sobre todo, África, con miles de millones de nuevos potenciales consumidores".
EFE