Con los brazos en alto, gritando a todo pulmón y agotado de saltar y bailar, ha despedido el público la última y más celebrada actuación del Share Festival de Barcelona, la de Bizarrap, el rey Midas de la música urbana, que ha arrasado en la primera parada en Europa de su actual gira.
La fama del argentino se ha disparado en España desde que grabó con Shakira el tema en el que la colombiana se despachó a gusto contra Gerard Piqué, tras su separación.
Esta canción ha sido una de las más coreadas de las que ha pinchado este sábado en el Parc del Fórum el productor musical, pero no la única, porque entre sus famosas "Music Sessions", de las que la de Shakira es la número 53, hay muchos superéxitos.
El primero de estos rompepistas y romperécords de escuchas en las redes que ha sonado ha sido el que grabó con Nathy Peluso, el número 36 de las "Music Sessions".
Peluso ha aparecido en las pantallas mientras sonaba su voz y ha hecho bailar a las 17.000 personas reunidas, pero sobre el escenario no estaba ella, sino un joven de 24 años con gorra de visera, gafas de sol y auriculares, el mismo atuendo con el que recibe en casa de sus padres a los famosos que entran en su habitación para grabar una sesión.
Esta vez ha sacado a la calle parte de la maquinaria de su habitación-estudio de grabación y se la ha llevado de gira en lo que él considera su primer 'show' propio.
BZRP actuó en España por primavera vez hace un año y pasó por Barcelona, donde estuvo en un evento en el que el cabeza de cartel era Rauw Alejandro, pero hoy ha sido él la estrella más brillante del festival de dos jornadas que ha cerrado con otro de sus grandes éxitos, la sesión con Quevedo.
Su ascensión está siendo meteórica y pronto va a tener que marcar el numero de la nueva sesión con tres cifras.
Para Barcelona ha elegido las de L-Gante, Eladio Carrion, Morad, Residente, Villano Antillano, Peso Pluma, Snow Tha Product, Nicky Nicole, Trueno y Tiago PZK, entre otros.
Temas que BZRAP ha ralentizado, acelerado, mezclado y modificado libremente, mientras las luces y los vídeos de las pantallas invitaban a bailar y perder el mundo de vista.
Bizarrap no ha sido el único que ha triunfado hoy en Barcelona, poco antes Morad, el rapero catalán de origen marroquí que más fuerte pega, ha subido un peldaño más en su carrera como músico y como mito, con un concierto-crónica desde los márgenes.
Ha abierto fuego con "Carretera". "Aprendí a vivir con to' lo malo, luego que sí y di un palo", ha rapeado este joven de 24 años nacido en La Florida, uno de los barrios más duros del extrarradio de Barcelona, donde tuvo su primer desencuentro con la policía cuando intentó entrar a robar en una casa.
En ese tipo de líos ya no se mete, pero sí en otros y ahora mismo está pendiente de la resolución de un juez, después de que el fiscal haya pedido para él seis años de cárcel, acusado de atacar a dos policías.
De este tema ha hablado en su segunda canción, "Aguantando": "aguantando abusos policiales, levantándome pa'los juzgados, aguantado charlas de los fiscales, para nunca más estar encerrado".
La música y la leyenda han ido avanzando en paralelo, canción a canción, mientras el público coreaba sus letras.
Quienes también han cantado mucho han sido las decenas de niños del barrio de Morad, a los que su famoso vecino ha invitado a subir al escenario y que han estado junto a él, encantados, todo el concierto.
El recital ha seguido con otras canciones sobre la policía, como "Normal", y temas más esperanzadores, como "Soñar", además de un par de colaboraciones muy celebradas: la de RVFV, que ha venido en coche desde Almería para cantar con su "hermano", y la Beny Jr, del mismo barrio que Morad y "amigo de verdad, no de esos falsos que hay en el mundo de la música".
Morad ya actuó en el Share el año pasado, pero en el Poble Espanyol, que es donde se celebraba hasta ahora este festival de músicas urbanas, que ha tenido que buscar un recinto más grande porque los seguidores de esta música ya no caben en cualquier sitio, son cada vez más, y creciendo.
Creciendo en todos los sentidos, porque algunos son muy jóvenes y a primera hora había más gente entrando en el Fórum por la puerta para menores de edad que por la de público en general.
La presencia de más de un padre que ha acompañado a sus hijos adolescentes ha subido la media de edad de un festival que no necesita renovarse generacionalmente, como otros, sino que es la renovación en sí mismo.