“A mi esposa por error le cortaron las arterias ováricas en la Bonnadona”
Patrullero de la Policía dice que la clínica “me mató la vida”. Su esposa tenía 21 años.
El viernes 23 de octubre falleció por una presunta negligencia médica la joven de 21 años Divina María Borja Suárez tras permanecer recluida en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Bonnadona Prevenir durante 13 días cuando ingresó con dolores en su abdomen por su estado de embarazo de 8 meses.
Todo comenzó el 10 de octubre cuando Divina salió de su vivienda en el barrio Las Nieves para la Clínica de la Policía debido a que presentaba algunas contracciones. Desde ese entonces comenzaron los 13 días más angustiososo para ella y sus familiares que terminaría en una trágica situación: su muerte.
En un relato doloroso, Daniel Ricaurt, contó cada uno de los momentos que pasó desde ese día cuando por un momento se ilusionó con seguir formando su familia junto con Divina Borja.
“Ese sábado 10 de octubre me llamó a decirme que se sentía caliente y con algunos dolores, le dije que se fuera para la Clínica de la Policía para que la valoraran. Estando allá me mandó una nota de voz diciéndome que le habían puesto una inyección para madurarle los pulmones a la bebé, que iban adelantarle el parto y la iban a llevar a la Bonnadona”, dijo Daniel.
Divina María tenía 8 meses de embarazo y en la Clínica Bonnadona la ingresaron en la Unidad de Cuidados Intensivos Intermedia para programarle la cesárea debido a que ingresó con la presión alta.
“Ese día estaba laborando y cuando la llevaron a la Clínica Bonnadona pedí permiso para acompañarla. Durante ese día le estuvieron realizando trabajos prenatales”, explicó el esposo de Divina.
El domingo 11 de octubre la metieron al quirófano para realizarle la cesárea.
“Cuando están haciéndole la cirugía, una enfermera de las que estaba en la operación salió a decirme que comprara cuatro pastillas porque se había presentado un sangrado. Yo en mi ignorancia compré las pastillas, sin pensar el mal procedimiento que le habían realizado”, relató Daniel Ricaurte.
A los cinco minutos, la bebé recién nacida la retiraron de la sala de cirugía para ingresarla, en buen estado de salud, en la Unidad de Neonatos.
“Cuando vi la niña en buen estado me dio mucha alegría. Mi esposa salió a los pocos minutos, le di un beso y me dijo vete para la casa y descansa”, recordó Ricaurte.
Hasta ese momento todo iba bien. Pero a partir del nacimiento las cosas pasaron de ser buenas a ser malas.
“A las 11 de la mañana mi esposa me llama diciéndome que la van a operar por un sangrado, y que lo más probable es que le tenían que retirar la matriz. Cuando llegué al centro asistencial ya la habían operado y estaba en UCI. Me dijeron que le habían practicado una histerectomía, cosa que no tenían que hacerle”, narró el esposo.
El sangrado siguió, y a Divina tuvieron que realizarle otra cirugía, y con esta ya era la tercera.
“Como a las 3 y 30 de la tarde de ese mismo día el médico me dijo que había que practicarle otra cirugía por un paro cardiorrespiratorio y se estaba descompensando porque había estado botando toda la sangre. Terminó la cirugía y me dijeron que había sido un éxito, y eso me mantuvo ilusionado y calmado”, manifestó Daniel.
Indicó que “al notar la situación me comuniqué con los de la Clínica de la Policía para que enviaran unos auditores médicos y todo estuviera en orden”.
Pero a las 9 de la noche del domingo le tenían que realizar la cuarta operación en menos de 24 horas.
“Tuvieron que realizarle una embolización arterial porque era lo más viable pero a la vez lo más extremo. Después de las 10 y 30 de la noche un médico me dijo que estaba todo bien”, indicó su esposo Daniel.
Sin embargo, contó que en la clínica le habían ocultado mucha información, porque Divina María se encontraba en coma inducido desde la segunda operación.
“Eso no lo sabíamos, a ella se le bajo la hemoglobina a 3 y estaba en mal estado. El médico vascular me indicó que al momento de la cesárea, el médico que realizó la cirugía como que se descuidó cortando las arterias ováricas, porque al momento de realizar la embolización encontró las arterias picadas por error en la cesárea”, denunció Ricaurte.
Daniel nunca perdió las esperanzas de tener a su esposa nuevamente en su casa.
“Con todo lo que le habían hecho a mi esposa nunca me imaginé que la iba a perder y los médicos me decían que iban hacer todo lo humano posible para que saliera de esta situación”, expresó.
El martes 13 de octubre Daniel pudo hablar con su esposa.
“Cuando me vio me dijo: ¡Amor te amo!, y como a ella le gustaba que me dejara crecer la barba, me cogió la cara y me sobaba, me preguntó por la niña y le dije: “está bien y es hermosa como tú”, me dijo nuevamente que me amaba y le respondió que también la amaba. Ese día que la vi estaba muy inflamada por el sangrado interno”, contó Daniel.
El miércoles 14 de octubre a las 3 y 30 de la tarde le volvieron a practicar una nueva cirugía y era la número 5.
“Ese día le hicieron la quinta cirugía debido a que se le había bajado la hemoglobina y había tenido un paro cardiorrespiratorio. Me dijeron: a tu esposa le atacó el síndrome de Hellp. Fue ahí cuando le dije al doctor: ¡No será que le cortaron las arterias!, en ese momento nadie respondió y todos se quedaron callados. Finalmente supuestamente la cirugía terminó con éxito y estaba estabilizada pero lo único fue que se afectaron los riñones por los paros cardíacos”, contó Ricaurte.
Ese mismo día anunciaron que le iban a realizar la sexta cirugía el viernes 16 de octubre.
“Les pregunté qué más le van hacer, ella no es un bocachico. Sin embargo me derrumbé pero le pedía fuerzas a Dios y a la virgen de Santa Marta. Llegó el viernes y le realizaron la sexta cirugía”.
Después de esa cirugía las esperanzas de vida eran mayores, porque comenzaron a retirar los medicamentos y la comenzaron a despertar del coma inducido. Esto les dio un nuevo aire a sus familiares y esperaban tener de vuelta a Divina María.
“Durante la semana siguiente le hicieron cuatro horas de diálisis diarias para expulsar todos los líquidos que había retenido”, dijo Daniel.
Los días pasaron y todos los familiares de Divina Borja esperaban la buena noticia de su recuperación. Pero por infortunio de la joven las cosas no salieron como lo esperaban.
“La hemoglobina bajó, me pidieron donantes para hacerle transfusiones de sangre, pidieron cuatro pintas de sangre tipo B+, la conseguí como pude pero no me la aceptaron porque uno de los trabajadores me dijo que todo tenía que ser ‘bajo cuerda’. No entendí pero les dije que aquí no se trataba de eso porque la vida de su esposa estaba en riesgo”, manifestó.
Desde ese momento todo cambio en el centro asistencial, porque le prohibieron el ingreso para ver a Divina.
“El jueves 22 de octubre no me dejaron entrar a verla, y me decían siempre que estaban bañando a otra paciente, pero que mi esposa estaba bien. El viernes 23 de octubre llegué a las 5 y 50 de la mañana me dijeron que había pasado una excelente noche pero tocó sedarla porque estaba agresiva, pedí verla pero no me dejaron entrar. Me fui como a las 9 de la mañana y su mamá me llamó a eso de las 12 del mediodía a decirme que no le querían dar el parte médico”, relató Daniel.
Sebastián Andrés de 4 años, hijo mayor de Daniel y Divina, como nunca quiso ir a ver a su mamá ese día a la clínica.
“Mi hijo quiso que lo llevara y se cambió como le gustaba que su mamá lo viera. Dijo que quería verla. Me lo llevé y estando allá, mi suegra me dijo que no le querían dar el parte médico, los médicos dijeron que a las 8 de la mañana le dieron dos paros cardiorrespiratorios, y me lo habían ocultado porque me fui a las 9 de la mañana del centro asistencial”.
Por los paros cardiorrespiratorios Divina se le había dañado un pulmón. Y en medio del desespero de no perder a su esposa, Daniel se ofreció a donar su órgano, pero ya en el estado que se encontraba la joven no se podía hacer nada.
“A las 4 y 30 me entró una angustia y subí a verla, cuando voy llegando me dijeron que había fallecido. Miré la hora y eran las 4 y 34 de la tarde. Me acerqué, la besé, le toqué la mano y estaba fría, pero se me hizo raro porque si acababa de fallecer debería estar un poco caliente. Dije: señor tan grande eres que no haces las cosas a medias, si tu quisiste que partiera era porque si quedaba así iba a estar mal por todo lo que le han hecho en la clínica”, relató Daniel.
Supuestamente, los médicos le dijeron a Daniel que una bacteria le había afectado los pulmones. “Por lo rígido y lo frío que estaba el cuerpo tuvo que haber fallecido al mediodía y lo ocultaron”.
De inmediato y en medio del dolor por la muerte de Divina María, Daniel se acercó a la Unidad de Reacción Inmediata de la Fiscalía para interponer la denuncia contra la clínica Bonnadona Prevenir por el presunto caso de negligencia.
“Cuando me fui a poner la denuncia, porque de una cesárea no puede haber seis cirugías y varios paros cardiorrespiratorios, el médico me dijo que porque iba a hacer eso, en ese momento le respondí que me deba mucha pena pero que el dolor lo llevaba yo. Respondió que si colocaba la denuncia iba a demorar la entrega del cuerpo. Cosa que no me importó y me fui para la URI”, contó Daniel.
El día de la fatal noticia, la suegra de Daniel contó que su hija le había contado que cuando le hicieron la cesárea, ella sintió que le dolía y le decía al médico que no hicieran lo que estaban haciendo porque le dolía y mandaron a comprar las pastillas que sin pensar compró Daniel.
Ese mismo día el cuerpo fue llevado a Medicina Legal, y uno de los funcionarios le dijo a Daniel que a Divina no le habían encontrado los ovarios, útero y otras cosas más.
“El funcionario me dijo que le habían metido mano a todos los órganos. Cuando le pregunté sobre las cicatrices para ver cuantas tenía, me respondió ‘Ufff’ demasiadas”, explicó Ricaurte.
Con la muerte de Divina María Borja Suárez todos los sueños y proyectos de Daniel Ricaurte se derrumbaron.
“Teníamos una idea de cuatro hijos a largo plazo, siempre fue una persona muy trabajadora, me ayudaba mucho en algunos negocios que teníamos. Ella quería ser una gran contadora pública. A los 16 años ella ingresó a estudiar Contaduría en la Simón Bolívar pero tuvo que retirarse porque quedó embarazada, sin embargo, nunca se arrepintió de nuestro hijo”, dijo Daniel.
Daniel aprovechó para recordar cuando conoció a Divina María. “Fuimos amigos desde que ella tenía 13 años, a los 15 años nos hicimos novios, el 13 de octubre de 2012 cuando tenía 18 años nos casamos. Y siempre pasamos momentos felices. Tuvimos por problemas como cualquier pareja, pero siempre estuvimos juntos”.
Daniela Sofía, la bebé recién nacida, aún permanece en la Unidad de Neonatos de la Clínica Bonnadona Prevenir.
“Ella está bien, me dijeron que en dos días le pueden dar el alta médico y podemos tenerla en casa. Es triste porque no tendremos la presencia de Divina, pero sé que cuidará a su hija desde donde esté”, manifestó el esposo de la víctima mortal.
“La clínica me mató la vida”, finalizó Daniel.
"No hubo complicación quirúrgica": Organización Médica Clínica Bonnadona Prevenir
El director científico de la Clínica Bonnadona Prevenir, médico José Navarro, habló a Zona Cero para contar la versión del centro asistencial de lo sucedido.
"Se trató de una paciente que tuvo una serie de complicaciones por su embarazo. A ella la afectó una preeclampsia y un síndrome de Hellp, que desencadenó una serie de coagulaciones. Se hizo todo lo humano posible para salvarle la vida. Esperaremos los resultados de Medicina Legal para conocer las causas que conllevaron a su deceso", explicó el director científico.
Dijo además que "en ningún momento hubo lesiones en sus arterias ováricas. Las complicaciones fueron en el embarazo más no en lo quirúrgico".