“Los policías gritaron "bingo" y levantaron las manos, tras matar a mi marido”: mujer de mototaxista asesinado
Yolanda Pardo, la esposa de Johnny Enrique Medina Montenegro cuenta cómo fue asesinado su esposo frente a ella.
Con indignación, Yolanda Pardo la esposa de Johnny Enrique Medina Montenegro contó a Zona Cero el triste final del hombre de 50 años muerto el pasado martes en el barrio Villa Sol, en Soledad.
Exige justicia y que la Fiscalía y la Procuraduría la acompañen en la investigación para encontrar a los policías responsables tal como aconteció en Bogotá con el abogado Javier Ordóñez.
Yolanda Pardo recordó que hacia las nueve de la mañana de ese día cuando su hijo salió a cobrar unos deditos, unos policías lo abordaron “a la vuelta de la casa y le pidieron los documentos”.
“Le dicen deme la cédula, y él dice, señor agente yo no la tengo en el momento, si quiere acompáñeme que yo la tengo allá porque me la tiene mi mamá. El policía se ofendió y empezó a decirle ‘pelao cara de ….’ mi hijo le dice respete y más cara de …. es usted. Ahí sacó el bolillo y comenzó a golpearlo”, contó doña Yolanda.
Cuando a la mamá del joven le avisaron, el policía lo tenía sujetado y, según dijo, le ponía la pistola en la cabeza a su hijo.
Narró que ella gritaba y le preguntaba al uniformado el por qué lo iba a matar. “Cuando yo digo así mi esposo sale corriendo, sereno, preguntando, no llegó pegando. Y le dice ¿qué le pasa señor agente?, ese es mi hijo”. Sus gritos despertaron a su esposo.
El joven seguía forcejeando para soltarse del policía pero no podía, “él le dice (Johnny) señor agente, y él (el policía), no le presta atención, el tipo (policía) se le lanza encima y se caen. Mi esposo queda abajo, el tipo se levanta con el arma que tenía en la mano y le hizo los dos tiros”.
Niega la esposa y familiares de Johnny que se haya agredido a los policías y que ellos tuvieran antecedentes judiciales. Su hijo trabajaba en una fábrica de bolsas de bolis, pero por la pandemia quedó desempleado. Para ganarse unos pesos, había comenzado con un amigo a vender deditos.
Contó que después de muerto su marido, otros policías que llegaron al lugar le dispararon a dos de sus hijos que por fortuna pudieron correr y ponerse a salvo. “Llegaron sin saber qué pasaba”, sostiene.
De Jhonny afirma con certeza que “no era ningún bandido, trabajador y mamador de gallo, sí era”.
Le indigna que en medio del duelo que comenzaba a vivir en el luchar de los hechos, al final cuando pasaron otros agentes gritaron en la esquina: “bingo y levantaron los brazos. ¿Por qué se alegraron?”. “¿A quién estaban buscando a un delincuente?”, se pregunta indignada Yolanda.
“Que haya justicia que esto no quede impune”, finalizó la mujer antes del sepelio de su esposo.