“La vas a pagar con lágrimas de sangre”, escribió Albeiro a su expareja antes de asesinar a su hija
El hombre dejó varios mensajes escritos en la pared de la vivienda dirigidos a la mamá de su hija y a otros familiares.
Mensajes espeluznantes escribió Albeiro Rafael Fontalvo Hernández, de 32 años de edad, en la pared de su habitación, antes de acabar con la vida de su hija de siete años, y de intentar suicidarse, en su vivienda del barrio Primero de Mayo de Soledad.
En la pared, Albeiro escribió con un lapicero , a su expareja Lisney Paola Rosado: “Te dije que no te voy a dar a mi hija y que la vas a pagar con lágrimas de sangre, esto lo hago más por mi hija, porque esa falta de respeto que le quieres influir no me gustó, hoy 6 de diciembre. Vas a recordar esta fecha de por vida, me voy con mi hija, qué pensaron que te la iba a dar, sigue deseando. Eres tú la culpable, pido perdón y doy gracias a esas personas que saben que fui una excelente persona, le dije a Nepal, dile a tu hija que se aleje de mi vida y de la niña, pensó que era un juego, no es así”.
Añadió: “Lo siento mucho amiga, pero no le voy a dar a mi hija, esta fecha siempre la vas a recordar perra porque mi dolor no es que me la hicieras sino que me quieres quitar a mi hija”.
También le dejó un mensaje a su hijastro de 9 años, indicando “hijo Alber, te amo pero te dejo para que cuides a tu mamá y así ella te vea y sienta remordimiento, no soy cobarde, sólo que tu mamá me las paga”.
Por otro lado, el hombre también pidió perdón a sus padres por lo que estaba a punto de hacer.
“Pido perdón a mi familia, te amo mamá, papá, nunca lo olvides, no lo hago por cobarde, lo hago para que veas que mi palabra vale mucho. Papá cuida la moto, ese es un regalo de mi parte”.
“Mi sobrina como que intentó correr”
Kelly en su relato contó que en medio del hecho que vivió su sobrina, ella intentó correr y refugiarse del ataque de su padre.
“Yo digo que mi sobrina como que intentó correr, porque en la espalda también tenía heridas. La muchacha (una familiar del agresor) dijo que la niña estaba dando gritos”, contó.
Para la familia, el crimen no fue impulsivo ni accidental, sino producto de una decisión premeditada, motivada por la obsesión del agresor con retener a la menor y evitar que la madre la recuperara legalmente.
Las autoridades continúan recopilando información para determinar la secuencia de los hechos.