Dos días después de haber sido hallado el cadáver de un hombre dentro de unas bolsas y envuelto en unas cortinas, los familiares lo identificaron en Medicina Legal. Se trata de Jesús Alberto Tovar Mejía, de 24 años, quien vivía en la calle 7 con carrera 17B, barrio La Luz. 

Desde hacía dos años la víctima era bicicochero y gustaba de trabajar de la carrera 17B hacia las calles de abajo, a varias cuadras de donde fue hallado, en la carrera 21 con calle 6.

Contaron sus familiares que Tovar llegó a su casa en la medianoche del viernes pero volvió a salir porque la esposa le pidió que le comprara un jugo. Las salidas y ausencias del fallecido eran frecuentes porque su madre sólo se dio cuenta que faltaba hasta el sábado en la tarde. Por otro lado, su esposa sólo se enteró hasta el domingo en la noche, cuando regresó de vender chuzos.

"Yo sentía una opresión, un dolor que me decía que algo estaba pasando pero nunca me imaginé esto", señaló María Elena Arias Muvdi, esposa del fallecido.

Al no tener vehículo propio para desempeñar su labor, Jesús Tovar había alquilado ese mismo viernes el bicicoche y pagó dos tarifas, por valor de $6.000 cada una para rebuscarse el sábado y el domingo de Carnaval.

Debido a su labor debía recorrer diferentes barrios y relacionarse con toda clase de personas. Para sus familiares esa podría ser la causa de su muerte.

"Pudieron haberlo matado por esas fronteras invisibles que hay entre los barrios. Incluso hay calles del barrio que no se pueden transitar porque uno vive en otra zona. A lo mejor lo mataron para dejar un mensaje entre pandillas", aseguró un allegado de la víctima.

Por último, expresaron que Tovar no tenía problemas con nadie y lo único malo era que le gustaban las máquinas tragamonedas y la marihuana. El fallecido estudió hasta quinto de primaria y deja tres hijos.