"Gritó el nombre de su suegra para pedir auxilio"
Desde el pasado martes se estaba quedando en la casa de su marido.
Vivianci Alejandra Blanco Ávila recientemente había renunciado en una casa de familia como empleada doméstica, porque su patrona se iba de viaje.
Ella se quedaba allá y se pasaba solo sus días de descanso en la vivienda de su marido, José David Orozco Páez, donde vivía alquilado en el barrio El Santuario.
La mujer venezolana como ya había renunciado a su empleo, desde el pasado martes, se estaba quedando en la vivienda de su compañero sentimental, quien reside con su mamá y dos hermanos.
"En la madrugada se sintió que ella gritó el nombre su suegra, quien se llama Betty. Como que le tenía tapada la boca cuando le estaba pegando las cuchilladas dentro del cuarto", dijo un vecino del sector.
Tras el grito todos en el inmueble se despertaron y los hermanos de él entraron al cuarto volándose la pared, ya que no hay cielo raso y la puerta estaba cerrada con seguro.
La escena era dantesca. La mujer yacía sin vida en medio de un charco de sangre en el suelo, a un lado de la cama, y el hombre con su ropa manchada y el cuchillo en su mano.
"Él mismo entregó el cuchillo a la mamá, se cambió y esperó que llegara la Policía para entregarse", dijo un allegado.
Cuando se fue a entregar algunos familiares manifiestaron que él sufría de esquizofrenia. No obstante, la Policía lo capturó y serán los médicos de Medicina Legal lo que determinen si tiene o no esta patología.
Algunos vecinos comentaron que el marido, identificado como José David Orozco Páez, de 28 años residía allí con su familia desde hace 7 meses y los parientes de la mujer se encuentran en Venezuela.
Aunque nunca le conocieron problemas, algunos vecinos indicaron que el pasado 18 de enero la pareja había sostenido una discusión en la Murillo con 8.