Don Fernando Naranjo Roa es un bogotano que hace seis años comenzó a trabajar como transportador independiente para ganar el sustento de su familia.

Con mucha frecuencia viajaba a Barranquilla a bordo del camión Chevrolet estaca FRR, placas TSC-535 modelo 2012, blanco y chasís naranja.

El pasado 27 de enero, Fernando llegó a la capital del Atlántico con un cargamento de estibas a una empresa de gaseosas de Barranquilla.

Después, permaneció dos días más en la ciudad a la espera de conseguir carga para retornar a la capital de la República.

Y fue a través de WhatsApp, algo que nunca había hecho, que Fernando consiguió lo que creyó sería el viaje a Bogotá, pero que realmente terminó siendo el robo del camión avaluado en más de 160 millones de pesos. 

Del número 3042939267 fue contactado el 25 de enero para hacer el viaje a la capital un día después.

La persona que requirió su servicio le pidió recoger a quien aparentemente era un bodeguero a las 5:30 de la mañana del viernes 26 de enero en la calle 30 con carrera 8. “Era un hombre de 25 años de edad, aproximadamente, contextura delgada, piel morena”, dice la denuncia conocida por Zona Cero.

Luego, para hacer creíble su historia, el falso bodeguero le dijo que deberían llegar hasta donde estaban los dos coteros que iban a cargar el aceite que transportaría a Bogotá.

En efecto, en el lugar mencionado estaban los dos supuestos coteros por la Vía de la Cordialidad, muy cerca de la cementera Ultracem, en jurisdicción de Galapa. Hasta allí fue y los recogió.

“Eran bajitos, gordos, uno de piel blanca y otro moreno. Los dos de acento costeño y con edades que oscilaban entre los 25 y los 30 años. Uno se ubicó en la carrocería y otro en la cabina con un bolso negro”, dice el relato.

Luego, ya con los tres desconocidos en el camión, Fernando Naranjo fue guiado hacia la Circunvalar de la Prosperidad, porque supuestamente en jurisdicción del corregimiento de Juan Mina estaba la carga. 

Iban por la Vía de la Prosperidad, cuando de pronto el falso bodeguero, quien lo guiaba, le informó de un desvío a una trocha para llegar a una bodega a recoger la carga. Una vez en el lugar en donde aparentemente estaba el cargamento de aceite, le pidieron la cédula para un supuesto trámite de ingreso, pero cuando buscaba el documento, el supuesto cotero que se subió a la cabina los sacó un revólver y lo obligó a entregar el timón. Regresaron aproximadamente un kilómetro, dos se llevaron el pesado camión y el tercero se quedó con él. 

Siempre amenazándolo e intimidándolo con el arma de fuego. Así estuvieron por alrededor de 45 minutos, hasta que el último también salió del lugar y le pidió que no saliera de allí sino después de 15 minutos. 

Cuando pudo, caminó y regresó a la Vía de la Prosperidad en donde encontró a un camionero, que le ayudó a comunicarse con la Policía. Ya para ese momento había transcurrido una hora y cuando las autoridades llegaron trató de conseguir la ubicación del vehículo,  pero ya le había sido desconectado el GPS.

Fernando Naranjo interpuso la denuncia penal, pero desde entonces, no tiene información y cuando llama le dicen que “ese es el pan de cada día en Barranquilla”.

Al no tener el camión de carga con el que se ganaba la vida, Fernando está en Bogotá, un mes sin trabajar y sin respuesta sobre qué pasó con su estaca.