Samuel Tcherassi cuenta la historia del pleito por la marca Epeka
La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) cerró oficialmente el caso contra Akmios.
El empresario barranquillero Samuel Tcherassi habló de todo este sábado con la revista Semana, tras la decisión definitiva de la Superintendencia de Industria y Comercio, en favor de Akmios S.A.S., respecto a la marca Epeka, una líder en el sector de la moda infantil, levantando todas las medidas cautelares y confirmando su plena libertad operativa.
La decisión, adoptada el 15 de noviembre de 2023, pone fin a un período de incertidumbre legal para Akmios, permitiéndole continuar su expansión y crecimiento en el mercado nacional e internacional sin restricciones.
La SIC ha fallado a favor de la empresa, reconociendo la legitimidad de sus operaciones y desestimando las infundadas acusaciones de usurpación por parte de Bridgewood Capital Inc.
Tras este tortuoso proceso jurídico, los proveedores reclaman y se sienten tumbados. ¿Qué les puede decir?
Mientras estuvieron vigentes las medidas cautelares, yo no podía hablar. Hubo hasta una campaña de desprestigio y mis demandantes se despacharon solos, lo que causó que los proveedores, quienes no podían desacatar la orden de la Superintendencia, me dejaran de vender insumos para la operación de Epeka: no me proveían bolsas con la marca, los que hacen las etiquetas no me las vendían, los centros comerciales me cuestionaban, pero lo peor fue que nos empezamos a quedar sin mercancía, porque tampoco podíamos importar.
La orden decía: no pueden importar, comercializar, almacenar ni distribuir. Los bancos entraron en pánico y me dijeron que tendrían que tomar todo el recaudo de la venta, el cual se manejaba a través de fiducias. Atrapan la caja de toda la empresa. Eso nos llevó a un ‘coma’. Cada tienda se iba quedando sin ropa y tenía que cerrarla.
Y no había con qué pagarles a los empleados. Lo que se vendía se iba para el banco y no entraba mercancía nueva, porque no nos podían proveer. Ahora, con la decisión de la SIC, tenemos de nuevo la línea para volver a operar. Vamos a iniciar una ronda de negociaciones con acreedores.
Esperamos lograr acuerdos amigables para evitar tener que acudir a la ley de quiebras y enfrentar así la situación que se generó luego de la sanción que nos puso la superintendencia.
¿Por qué no buscó antes la manera de dar a conocer esa situación?
Yo estaba imposibilitado para aclarar lo que estaba pasando, por la medida cautelar que me impusieron. Eso nos fue llevando, como una vela que se apaga, al colapso. Tuvimos que cerrar todo.
De tener 86 tiendas quedó solo una y la virtual
¿Al momento de la última decisión de la SIC no había ni una sola tienda abierta?
Al 15 de diciembre quedó operando una tienda y la página web, de las 86 que eran. Fueron cayendo como consecuencia de esa medida. Si incumplía entraba en desacato y había efectos penales. Empleados, proveedores, nadie entendía. Creían que uno les estaba robando.
Si es como usted dice, ¿habría cabida a restitución de recursos por daños y perjuicios?
De la mano de los abogados estamos estudiando posibilidades.
¿Cuál sería la cuantía estimada por el daño que dicen haber tenido?
Alrededor de 260.000 millones de pesos, que es lo que valía nuestra póliza.
¿La contraparte en esta disputa (Bridgewood Capital) puede volver a apelar?
No hay ningún pleito pendiente. Ganamos en primera y en segunda instancia. La medida está en firme. Pero ellos demandaron de nuevo –ahora, no a mí, sino a la SIC ante el Consejo de Estado–. Esto puede demorar muchos años porque tiene que ir a tribunales exteriores.
¿Entonces ya puede volver con las tiendas?
Absolutamente. Fin de la pelea jurídica. Sobre el fallo de revocatoria de las medidas cautelares que sacó la Superintendencia, ellos podrían apelar ante el Tribunal de Bogotá. Pero tampoco nos causaría un efecto suspensivo. Y la tasa de pleitos que pierde la Superintendencia es baja, de menos del 4 por ciento.
Bridgewood es una empresa que no tiene nada. Solo se dedica a tratar de conseguir plata mediante pleitos jurídicos. Nosotros los tenemos demandados por 35 millones de dólares en Estados Unidos, en la Corte del Distrito Sur de Nueva York. En ese país declararon –tras la apelación nuestra– que no pagan impuestos, que no tienen oficina, ni siquiera una cuenta corriente. No tienen personería jurídica en ningún país. Existen en Barbados y sin domicilio. Lo que dicen allá no les sirve acá. Es una empresa de papel.
El lado político de Tcherassi
Usted ha sido percibido como abiertamente petrista. ¿Es así?
No soy petrista, soy gobiernista. Soy empresario y, como tal, debemos acompañar siempre al Gobierno de turno. Lo que defiendo es que haya la posibilidad de que quien llegó al mandato pueda gobernar.
Usted es empresario y el presidente se ha mostrado poco afín con los empresarios, ¿qué opina?
Si se analiza bien, desde el empresariado no se siente tan así. Las reuniones que ha habido con diferentes líderes empresariales (yo no, porque no tengo el tamaño empresarial para que me inviten) así lo evidencian. La política no se hace con los amigos, sino con los contrarios. Si esto no sucede, es posible que falte la capacidad que el empresariado ha demostrado al ser políticamente abierto. Ser un buen político implica la habilidad de encontrar puntos en común con aquellos que difieren en ideas.
¿Usted cree que Petro ve a los empresarios como contrarios, pero es político en su trato con ellos?
Existen ángulos políticos diferentes, todos los empresarios queremos movernos en el capitalismo al que venimos acostumbrados. El presidente trae unas teorías progresistas que yo, como empresario, estoy dispuesto a entender y a tratar de vivir con ellas en estos cuatro años.
Desde su perspectiva, ¿cómo le ha ido al país en materia económica en este Gobierno?
Excepto por algunos indicadores, la gran mayoría está empezando a cambiar: la estabilidad del dólar. Se están mostrando signos de corrección del rumbo. Nada en la economía se ve ni al día ni al mes ni al año siguiente. Menos después del choque que hubo. Veníamos de 20, 30 años con Gobiernos de derecha. Tenía que haber un ajuste del mercado por la incertidumbre, que es lo que más daño le hace a la economía. Por ejemplo, si la reforma a la salud es buena o mala lo dirá el tiempo, pero la incertidumbre de que salga o no frena la inversión, porque la gente no sabe con qué reglas va a jugar. Soy más partidario de concertar rápidamente las reformas para saber dónde estamos.
¿Qué opina de quienes dicen que Colombia se está convirtiendo en una Venezuela?
Forman parte de los mensajes construidos en medio de una polarización. Si fuera cierto –que quisiera convertir al país en una Venezuela–, la institucionalidad colombiana no lo permitiría. El Congreso y las cortes han probado que mantienen la democracia. El equilibrio se da.
¿Ha tenido acercamientos con Petro?
Conozco al presidente Petro. Pero también he estado con el presidente Duque. Soy cercano al presidente Pastrana. No soy desconocido para el presidente Gaviria. Soy muy amigo del presidente Uribe. Puedo convivir con todos sin ningún problema. Entonces, no voy a negar que he estrechado la mano de Petro. Para mí no es saludar a un progresista, ni a un izquierdista, sino al mandatario elegido legítimamente por los colombianos.
¿Votó por Petro?
No, pero es quien está al mando y como tal le hago la venia que su investidura merece.
¿Cree que han sido eficaces las reuniones con el empresariado?
Yo creo que desconocemos todo lo que se habla en esas reuniones, pero evidentemente, al salir de esos encuentros, vemos más gestos de acercamiento que de polarización. Quienes menos están metidos en la polarización somos los empresarios. Así que déjennos fuera de ese baile.
Se ha anunciado una reforma tributaria, principalmente para bajar la tasa de impuesto de renta a las empresas. ¿Eso limaría aún más las asperezas?
Si miramos bien a fondo, no es posible encontrar muchos empresarios que le hayan declarado la guerra a Petro, porque no es inteligente hacer eso como empresario. ¿Cuántos mantienen silencio?, casi todos. Esto, porque en el país, si no se dice que Petro es un hp, uno es el hp.
¿Le gustan las propuestas de Gustavo Petro?
Pienso que el presidente tiene unas ideas muy avanzadas y que tal vez cuatro años no van a ser suficientes para que las pueda socializar. Seguramente no todas esas ideas son malas. La polarización no permite a mucha gente poder discernir entre lo que realmente se podría rescatar y lo que merece crítica.
¿Se justifica, por ejemplo, el gasto tan alto que se hizo para mostrar a Colombia en el Foro de Davos (Suiza)?
Como empresario sé cuánto cuesta posicionar una marca. Prefiero que Colombia se vea como un territorio del jeep y de la mula que lleva dos bultos de café a los lados y no como una nación de narcotraficantes.
Se habla de que Petro ha puesto a su gente en todas las entidades, incluyendo las superintendencias. En un caso como el de Epeka, si usted fuera crítico del Gobierno, cree que habría salido igualmente bien librado de todo este viacrucis jurídico de su empresa?.
No tiene nada que ver. En el periodo de Pablo Felipe Robledo como superintendente, él negó las medidas cautelares. Antes de que terminara Andrés Barreto se me reconoció la notoriedad de Epeka. En este Gobierno se ratificó lo que ya venía pasando.
¿Está convencido de que a Colombia le va a ir bien en estos cuatro años?
Lo que digo es que si hoy logramos un poco más de acercamiento y acompañamiento a las propuestas que sean válidas para el país, a los colombianos nos podrá ir mejor.