“Roma está dolida, se ha ido un Papa profeta”
El Papa Francisco será sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, por decisión propia. Sus exequias, con cuerpo no expuesto, se celebrarán esta semana.
Una mezcla de tristeza profunda y recogimiento invade hoy al Vaticano y a toda Roma, luego del fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido este lunes a las 7:35 a.m. (hora Roma) en su residencia de la Casa Santa Marta.
La noticia de su deceso, fue confirmada por el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrell, quien expresó conmovido: “Con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco”.
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Tras el fallecimiento del sumo pontífice, el ambiente en la capital italiana refleja la conmoción por la partida de un líder espiritual que transformó la Iglesia católica con su humildad, cercanía y mensaje de amor hacia los más vulnerables.
Así lo describe el investigador Humberto Grimaldo Durán, asociado del Archivo Apostólico Vaticano, profesor titular de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla y testigo directo del duelo que se vive en la ciudad.
“Roma está dolida. Está dolida porque se ha ido un papa profeta. Cuando es un papa profeta, nos recuerda a los grandes de la Biblia, a Elías, a Ezequiel, a Zacarías. Eso es lo que estamos viviendo en este momento”, dijo Grimaldo en entrevista exclusiva con Zona Cero.

Para el académico, no se trata solo de una pérdida física, sino espiritual.
“La Iglesia vive en ese espíritu: el legado del papa, pero también la proyección de la Iglesia de Dios que nos ha dado un bellísimo mensaje de Teoempatía. Eso fue lo que nos enseñó el Papa Francisco: volver a amar a Dios en la simplicidad, en la pobreza, en el más desvalido. Y esa es una enseñanza que hoy se vuelve edificante”, agregó.
Un funeral sencillo, como su vida
El Papa Francisco, fiel a su estilo de vida austero y profundamente humano, dejó instrucciones claras sobre cómo quería ser despedido.
Según Grimaldo, “el Papa, por una disposición de hace un año, empezó a organizar un ordo –un nuevo orden– para su funeral, uno más cercano, más íntimo”.
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No habrá cuerpo expuesto. El ataúd será sellado y el féretro reposará sin velación abierta.
“Él quería que el funeral fuera un funeral más cercano… No va a ser un funeral con cuerpo expuesto, sino que será un funeral con su ataúd y será esta misma semana”, aseguró Grimaldo.

El catafalco será instalado en la Basílica de San Pedro para que los fieles puedan rendir homenaje, y la misa exequial se celebrará en la plaza homónima, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio.
Después, el cuerpo del pontífice será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, donde reposará de manera definitiva, en cumplimiento de su voluntad personal.
“Él no quiso ser sepultado en las catacumbas vaticanas ni en la tumba de San Pedro. Desde hace siglos, un Papa no era enterrado en Santa María la Mayor. Francisco retoma esa tradición porque tenía una devoción especial por esa basílica. Después de cada viaje, incluso cuando salió del hospital, lo primero que pidió fue ir allí”, explicó Grimaldo.
La ceremonia fúnebre podría realizarse entre el viernes y el domingo de esta semana, mientras el Vaticano declara formalmente la “sede vacante” e inicia los preparativos para el próximo cónclave.
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Una despedida conmovedora: su última aparición en público
Aunque convaleciente y alejado de las celebraciones litúrgicas de Semana Santa, el Papa Francisco hizo un último gesto de amor y compromiso con la fe católica.
Este domingo, desde el balcón principal de la Basílica de San Pedro, impartió la tradicional bendición 'Urbi et Orbi', dirigida a Roma y al mundo entero.
“Fue un momento histórico. Él quiso estar, motu proprio, en esa bendición. Apareció con una voz ya triste y un semblante enfermo, pero quiso hasta el último momento entregarse al pueblo de Dios”, relató Humberto Grimaldo, quien estuvo presente en la misa de Pascua y presenció ese emotivo instante.

“El Papa se paseó, con dificultad, por toda la plaza de San Pedro. Se salió del perímetro y caminó hasta la Plaza Pío XII, incluso recorrió parte de la Vía de la Conciliación para saludar a las personas. Se le acercaron niños, jóvenes, creyentes y no creyentes. Todos lo vieron como un paladín de la paz, un defensor del amor de Dios por la humanidad”, expresó conmovido.
Ese último encuentro fue interpretado por muchos como su despedida. Un adiós silencioso, pero poderoso, cargado de simbolismo y entrega.
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Hoy, su partida deja un vacío inmenso en millones de fieles que lo reconocen como un Papa transformador, un guía espiritual y un verdadero profeta de nuestro tiempo.