¿Quién responde por los retrasos en el dragado en puerto de Barranquilla?
Tras acudir, nuevamente, a emergencia manifiesta fue contratada una draga que ahora es reemplazada por otra que ni siquiera ha partido hacia la ciudad. Los estudios, otro fracaso.
El paso de la draga ‘Francis Beaufort’ para resolver los problemas de sedimentación en la zona próxima a Bocas de Ceniza, no dejó de ser un típico ‘saludo a la bandera’.
Su llegada al puerto de Barranquilla fue recibida con bombos y platillos y quizás con ‘alfombra roja’, luego de suscribirse el contrato con la empresa European Dredging Company Sucursal Colombia (EDC).
“Con esta contratación se garantizará la operatividad del puerto mientras inicia el nuevo modelo de contratación preventivo el cual está diseñado por 18 meses para operar mediante Findeter y que asegurará niveles de servicio y un uso más eficiente de los recursos públicos”, prometió en su momento el Director Ejecutivo de Cormagdalena, Pedro Pablo Jurado.
Pero el promesero optimismo duró poco. Apenas iniciaba su labor, cuando la draga tuvo que suspender el trabajo.
En efecto, tras el inicio de los trabajos el 5 de julio, al día siguiente la draga ‘Francis Beaufort’ fue llevada al sector de Caño Dulce, sobre el Mar Caribe, frente a la zona costera del Atlántico, para revisión y mantenimiento del casco.
Luego de las revisiones del casco apareció lo inesperado.
“El fin de semana, una vez iniciado el dragado en el sector de Bocas de Ceniza, nos reportaron que la draga había tocado fondo con el casco de la embarcación y al parecer sufrió daños en el sistema de dragado. Luego de efectuar una inspección interna exhaustiva se encontró que, efectivamente, la tubería de inyección de alta presión que se utiliza para remoción y la succión posterior tendría que ser reparada, por lo que las labores de dragado se reactivarán en el menor tiempo posible, una vez garanticemos la seguridad de la draga y su correcto funcionamiento”, señaló el lunes 8 de julio el Director de Cormagdalena.
De hecho, el daño fue tan grave que hubo que descartarla para continuar con el trabajo asignado. Mientras tanto, la suerte del canal de acceso, bastante complicado por los problemas de sedimentación, especialmente en el sector de Bocas de Ceniza, quedó a la buena de Dios. Como sigue hasta el momento. A la deriva.
Y aquí surgen los primeros interrogantes: ¿Qué ocurrió? ¿Imprudencia de la tripulación de la draga en las maniobras? ¿No se siguieron por los planos batimétrico? ¿Acaso no advirtieron ‘elementos extraños’ en la trayectoria del canal?
Dos días después de conocerse la gravedad del daño y ante la imposibilidad de que la draga continuara la labor, Cormagdalena envió una comunicación a la EDC exigiéndole cumplir inmediatamente con el objeto del contrato de obra 0-0139-2019 (literal I de la Cláusula 2) donde se indica que el contratista tiene la obligación de “garantizar la disponibilidad continua al frente de las obras y el correcto funcionamiento del equipo requerido y del equipo adicional que considere que es necesario para la ejecución de los trabajos, como también de sus rendimientos ofrecidos para el cumplimiento del programa de trabajo presentado y aprobado en el Plan de Dragado”.
En respuesta a ello, la empresa EDC comunicó que la ‘Francis Beaufort’ sería reemplazada por la draga Medway que opera la empresa Boskalis, prometiendo que “ya fue contratada y se encuentra actualmente a la espera de que se complete el proceso de importación para poder navegar hacia Barranquilla y dar inicio a las actividades de dragado”.
Lo que ocurre es que en medio de la urgencia manifiesta declarada para esta contratación han transcurrido seis días con la ausencia total del dragado requerido.
Cabe recordar que con la compañía EDC fue contratada la remoción de 226.895 metros cúbicos de sedimentos, iniciando en el tramo comprendido entre el kilómetro - 2 hasta el km 2, sector Bocas de Ceniza, “con el objetivo de disminuir los riesgos de encallamiento de buques o cierre del canal navegable y paralización del servicio público”.
Esto con el objetivo de lograr una profundidad de 12,49 metros, para permitir un calado operacional de 10,20 metros.
Esta nueva urgencia manifiesta, declarada mediante Resolución 000164 del 11 de junio de este año, facilitó la contratación con la EDC por valor de 2.992 millones 504 mil 864 pesos, por el término de un mes, de los cuales van seis días perdidos.
Se supone que la nueva draga Medway completará el trabajo. Ojalá por el mismo tiempo y valor. Sin adiciones en tiempo ni precio.
Pero el del dragado no es el único del ‘enlodado’ problema del puerto de Barranquilla.
A esto se suma el de los “estudios y diseños para el mejoramiento en la infraestructura y navegación del canal de acceso al puerto de Barranquilla”, entre la zona marina de aproximación, en la desembocadura de Bocas de Ceniza, hasta el sector de Pimsa en el Municipio de Malambo, tal como lo advirtió Zonacero.com el 4 de enero de este año. (Ver Noticias Relacionadas).
Se trata de la consultoría fue contratada por el Invías con el Consorcio Estudio Canal Barranquilla, representado por Walter Enrique García Blandón e integrado por las sociedades Inypsa Colombia S.A.S. (60%), WEG Ingeniería S.A.S. (20%), Ingeproyect Ltda (10%) y Ciarquelet S.A.S. (10%).
El contrato es el 00828 firmado el 24 de julio de 2017, por valor de 4.250 millones 227 mil 800 pesos, con plazo de ejecución hasta el 31 de diciembre del mismo año.
Sin embargo, este contrato ha tenido prórrogas y adiciones que representan un acumulado, en su valor, por 6.100 millones 184 mil 800 pesos.
Lo mismo sucede con el contrato de interventoría 00919 firmado el 18 de agosto de 2017 con plazo hasta el 31 de diciembre del mismo año, adjudicado a la empresa Ingeniería y Asesoría Portuaria S.A.S., representada por Luciano Macías Pérez, por valor de 458 millones 276 mil 479 pesos, que ha tenido adiciones por 349 millones 979 mil 500 pesos.
Es decir, un contrato, que sin estar concluido, ha sido prorrogado, pero los costos se han incrementado en 2.199 millones 936 mil 500 pesos.
Lo que significa que mientras las soluciones avanzan a paso de tortuga y con bajo calado, los costos aumentan con una velocidad impresionante. Y lo peor de todo es que no se vislumbran soluciones.
¿Sigue el cuento del ‘gallo capón’ en el puerto de Barranquilla? Un problema bien ‘enlodado’.