¿Quién cuida a quien nos cuida? El debate sobre las condiciones humanas del personal de salud
Expertos alertan que el sistema no solo precariza el trabajo en salud, sino que la formación académica está deteriorando la salud mental de los estudiantes.
La calidad de la atención en salud en Colombia se enfrenta a una dura realidad que trasciende la vocación del personal médico. La frase "Te queremos atender, pero no tenemos con qué", plasmada en una pancarta en un hospital del país hace ya varios años, resume un problema estructural todavía latente: la falta de garantías y recursos para que los médicos y enfermeras puedan ejercer su servicio.
Esta situación, que obstaculiza la prestación de servicios, fue destacada por el profesor Fernando Galván Villamarín, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional y miembro del grupo de Humanización en Salud. Su grupo lleva casi una década evaluando este panorama crítico, desde la formación académica hasta el ingreso al mundo laboral de los trabajadores de la salud.
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Galván aseguró durante el V Simposio de Humanización en Salud, celebrado recientemente en la Unal, que “ya no se trata solo del mercado en salud, sino del mercado de la educación en salud, y desde hace décadas se ha consolidado un modelo que sentó las bases para la explotación y precariedad actual”.
El encuentro sirvió de espacio para que los expertos invitados debatieran problemáticas como: “el trabajo en salud está precarizado en el país, y la formación en salud, lejos de querer consolidar profesionales empáticos, termina deteriorando la salud mental y la vida de los estudiantes”.
“Ahora en Colombia la salud mueve más dinero que nunca, pero los recursos se quedan en intermediarios y no en pacientes y profesionales, lo cual quiere decir que las instituciones prestadoras de salud sufren las consecuencias, y en esta red también el talento humano. Por otro lado, la humanización se ha centrado poco en los actores fundamentales en la prestación del servicio: médicos, enfermeras y demás trabajadores del sistema”, afirmó el decano.

Por su parte, la representante a la Cámara por el partido Verde, Olga Lucía Velásquez, explicó que, “a pesar de la precariedad, cada año aumenta el número de profesionales de la salud en el país; según el Observatorio de Talento Humano en Salud, en 2024 este número llegó a más de 1 millón de personas entre profesionales, auxiliares, tecnólogos y demás ramas de especialización”.
Agregó que “la mayor parte del talento humano en salud está conformado por mujeres jóvenes (de 30 a 44 años), con una brecha salarial entre el 10 y 15 %; además, la mayoría de los médicos y profesionales se concentran en Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca, por lo que hace falta una mayor presencia en otras regiones y territorios, por eso es necesario que la salud también proteja a quienes la hacen posible”.
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Velásquez cree que “para asumir los grandes retos que tenemos en salud debemos desaprender; por ejemplo, lo relacionado con la inteligencia artificial, pues hoy muchas personas prefieren la atención virtual a la de los profesionales”.
Ahondó sobre las Leyes 1164 de 2007 –relacionada con el talento humano– y la Ley 1616 de 2013, sobre salud mental, de la cual fue ponente principal, como un punto de partida para evidenciar la necesidad de reformar la normativa y obtener así un mejor trato laboral para los trabajadores de todo el sector salud.
Pero recordó que hace un año, una mesa técnica creada exclusivamente para hablar de este tema no fue efectiva, debido a que, según la representante, “los colegios de medicina no querían modificar lo ya establecido en la legislación vigente”.

En ese sentido, el profesor Galván propuso que, para revisar los cambios necesarios en el sector, se necesita “interiorizar que la humanización en salud debe abarcar a todos los actores y aplicarse hacia tres ejes: pacientes, familias y cuidadores; estudiantes de pregrado y posgrado; y profesionales y trabajadores en salud”.
Lo que en pocas palabras significa que se tengan las “condiciones adecuadas de salario, descanso, horarios y elementos para trabajar, así como salud física y mental, disfrute del tiempo libre, deporte, cultura, actividades artísticas y todo lo que implique un día a día más sano para llevar a cabo sus labores”.
“Pues, ¿cómo se espera que los médicos tengan empatía por los pacientes si nadie tiene empatía con ellos?”, agregó.
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Explicó el decano que “las acciones hacia mejoras en talento humano en salud deben iniciar desde la matrícula en las universidades, y no desde el grado de los profesionales”.
Mientras que la congresista expresó que otro factor determinante a reformar es establecer garantías laborales de contratación para el gremio de la salud.

“Por ello es necesario plantear un régimen especial de empleo y bienestar para estos trabajadores, desde médicos y enfermeras hasta técnicos y personal asistencial, para que haya estabilidad y protección física, mental y social de sus vidas”, planteó la representante a la Cámara.
De esta manera, el sector salud se convierte en un reto de doble vía: mientras se exige a médicos, enfermeras y demás trabajadores servir al público, no siempre se les proveen las garantías necesarias para optimizar su servicio.
La conclusión de los expertos es clara: humanizar el sistema de salud implica, necesariamente, humanizar también a las personas que lo sostienen. Solo al asegurar el bienestar y los recursos del personal, se puede aspirar a una mejor atención para los pacientes.