
‘Pachapo’ murió con un sueño no cumplido: tocar en el Carnaval de Barranquilla
El cariño y admiración entre el intérprete de Charangano y Yemayá y los salseros locales era mutuo, repetía el fallecido artista.
Por Roberto Llanos Rodado
Una mezcla de frustración y tristeza arrastró consigo en su viaje final hacia lo desconocido, el pianista, compositor y arreglista boricua Edgardo Rafael Jiménez Arens, ‘Pachapo’; al no poder cumplir uno de los sueños más anhelados que tuvo en su vida artística: presentarse con su música en el Carnaval de Barranquilla.
A sabiendas de que su alta gama de éxitos, –Dunami un Sunchi, Las Lomas de mi isla– entre otros, le había permitido conquistar el olimpo salsero de la ciudad como uno de los artistas más queridos y recordados, ‘Pachapo’ aspiraba a completar su ciclo musical frente al pueblo barranquillero en su fiesta madre.
Ese deseo le sobrevino tras aquel debut majestuoso e inimaginable en ‘El Día Mundial de la Salsa’, espectáculo que la Organización Radial Olímpica realizó el primero de enero del 2002 en la cancha del barrio San José.
Aquella noche ‘Pachapo’ quedó cautivado con el recibimiento cálido que le tributó el público barranquillero, aunado a la acogida casi apasionada que encontró hacia su música, grabada muchos lustros atrás.
Al descubrir ese doble sentimiento de cariño y respeto que le ofrecía nuestra gente, el maestro boricua creó un vínculo indisoluble de afecto con la ciudad, que conocímos quienes logramos entrelazar un grado de amistad con él.
Por eso su lamentable deceso ocurrido el pasado 2 de marzo en la población de Lajas, en su Puerto Rico del alma, –pleno Domingo de Carnaval cuando Barranquilla se desbordaba de frenesí en el segundo día de la gran fiesta– podría interpretarse como una funesta coincidencia con la que quiso recordar que murió sin poder satisfacer ese anhelo personal de actuar en las carnestolendas.
“Tocar en el Carnaval era una especie de obsesión para el Maestro, pues tenía la mejor referencia de la grandeza de nuestras fiestas y era consciente del gusto de la gente por su música, por lo tanto quería vivir y guardar para siempre esa experiencia”, comentó Nelson García Pertuz, director artístico de la Troja Radio, quien mantuvo permanente contacto con ‘Pachapo’, y palpó de primera mano esa aspiración.
“Se hicieron varios acercamientos con algunos empresarios, pero no se logró nada, ya que las celebraciones carnavaleras de ahora no son como las de antes, que eran con casetas, verbenas, además del otrora grande Festival de Orquestas”, explicó García.
“Mi anhelo mayor es hacer realidad el sentarme ante mi piano y mi orquesta frente al pueblo barranquillero en Carnaval”, solía decir con frecuencia.
No obstante, en diferentes épocas del año ‘Pachapo’ palpó el cariño del público salsero de Barranquilla en las varias presentaciones que hizo en el emblemático estadero La Troja.
También tuvo la oportunidad de presentarse con mucho éxito en Cartagena y Medellín.

Los ciclos de ‘Pachapo’
La carrera artística del célebre músico borincano se puede decir que vivió dos ciclos, cuando en 1972 graba su primer LP titulado Pachapo y su Comparsa, ‘La Cumbia de Cúcuta’, que produce para el sello Mericana Records, en pleno auge y furor de la salsa.
De ese trabajo se destacan tres temas que hicieron carrera en nuestro medio con el rótulo de éxitos, y que pasaron luego a considerarse clásicos, ‘A Borinquen’, ‘Marcela’ y ‘No le digan’, que como “cosa rara” los dieron a conocer los estaderos y los picó en las verbenas de antaño, la de los ‘clubes sociales’ de los barrios. Poco o casi nada sonaron en la radio de la época.
Hay que mencionar que muy joven estuvo vinculado con Roberto Barrios y el Nuevo Montuno, agrupación en la que tocó la tumbadora.
En 1978 prensa con el sello Nuestra el LP ‘Pachapo y el Súper Tumbao’, un disco icónico en el circuito salsero local, pues reúne éxitos resonantes en casi todos sus cortes, Algo Criollo, Camina y ven, Las lomas de mi isla, Dunami un Sunchi, y el célebre Charangano y Yemayá.
‘Pachapo’ contaba que en ese momento no tuvo el respaldo promocional que requería su trabajo musical, pues el mercado era monopolizado por el gigante Fania, que decidía a quien impulsaba y llevaba a la cumbre.
“Tuve escasa difusión a pesar de que el segundo disco fue grabado en Nueva York y el productor fue Jerry Masucci, ya que en ese entonces el interés era promocionar a la gente de Fania”, sostuvo el artista puertorriqueño en un reportaje con el diario El Tiempo.
“Desilusionado deseché la idea de volver a grabar y me dediqué entonces a trabajar como representante de ventas de una multinacional de juguetes plásticos, y de varias empresas colombianas de la línea de cerámicas, cristalerías y aluminio, sin embargo no me alejé de la música, actuaba los fines de semana en hoteles y clubes sonando el piano con boleros y música bohemia”, le dijo en una oportunidad a este periodista.
En su actividad comercial ‘Pachapo’ se movía entre Aruba, Barbados, Puerto Rico y Nueva York, y alcanzó a acariciar la prosperidad en los negocios.
Barranquilla y el resurgir de ‘Pachapo’
En la que consideramos la segunda etapa del trasegar musical de este artista, Barranquilla figura como gran piedra angular.
Las cosas se dan, como ya se dijo, para el 2002 en el citado evento que coordinó para la cadena radial Olímpica, Ley Martin.
El conocido hombre de radio sostuvo que pensó en ‘Pachapo’ como estrella principal del evento, ya que desde hacía dos años venía sonando en la ciudad como un rotundo éxito ‘Charangano y Yemayá’, el último corte del álbum ‘Super Tumbao’ que no había pegado en emisoras y estaderos, pero que desde el 2000 acaparaba la atención en todos estos espacios.
“A mí me contactó en Puerto Rico Jerry Rivas, cantante del Gran Combo, quien había sido encomendado para esa misión por el señor Martin. Me dijo: ‘¡Chico en Colombia te andan buscando, allá estás superpegado y quieren que vayas’. Quedé sorprendido, porque tenía 25 años que no tocaba con una orquesta, casi el mismo tiempo de mi última grabación, pero me animé y vine”, narró ‘Pachapo’ al mismo diario capitalino.
Familiarizado en este nuevo milenio con Barranquilla y su gente, con medios, y con empresarios como Edwin Madera, mánager de la organización musical La Troja, ‘Pachapo’ se entusiasma con la misma llama de sus inicios y decide volver a un estudio de grabación.
Precisamente con ocasión del 50 aniversario de La Troja, Edwin Madera le produce en 2016 el CD Pachapo y su Comparsa, “Aquí sí hay sabor”, que contiene entre otros temas, ‘Siete potencias’, ‘Mi Diana’, ‘Pa’l señor un guaguanco’, ‘50 aniversario’, ‘A San Judas Tadeo’, ‘Carrusel’, ‘Flores para ti’, ‘Al poderoso Divino’, ‘El Movimiento’.
A este disco le antecedió otro trabajo que no tuvo mucha trascendencia comercial, ‘Alto piano’, que circuló más que todo en la web, al igual que ‘Salsa y Dulzura’, una composición dedicada a los ‘sonideros’ de México, el equivalente al picó nuestro.

De vuelta al vinilo
En el 2020, cuando el fantasma del covid aún aterrorizaba al mundo, ‘Pachapo’ se atreve a lanzar un proyecto musical que venía gestando desde dos años antes.
Consistió en la grabación de un LP en el formato vinilo, resultado triunfante de un trabajo casi titánico en homenaje a Joe Arroyo, al que le dedicó el tema ‘El gran Joe’.
Fue producido en Los Ángeles (Estados Unidos), con el respaldo de la estación radial Latina Estéreo de Medellín.
“No hay duda de que el vinilo es sonido más puro y limpio, es el que perdura; además, los coleccionistas, los melómanos de verdad aman ese sonido, prefieren este formato por el sello, el diseño de carátula, que igualmente envuelve toda una parte romántica respecto al disco”, dijo en aquella oportunidad para nuestro portal Zona Cero.
Tres años después el puertorriqueño siguió con esa misma pasión por la salsa, y emprendió un nuevo proyecto discográfico que rotuló, ‘Pachapo y su Comparsa Boricua-Cubana.
Esta vez quiso unir las banderas musicales de su natal Puerto Rico y Cuba, y rendirles un reconocimiento melódico con “salsa gruesa”, como él llamaba su métrica orquestal.
Para ello contó con el aporte fundamental del maestro cubano Rafael Gavilán Caña, ‘Pachalo’, arreglista, compositor, percusionista y trompetista, residenciado desde hace varios años en Barranquilla.
En ese entonces ya ‘Pachapo’ venía librando una titánica y extenuante batalla contra un cáncer de colon, que finalmente logró doblegarlo y llevarlo a la tumba.

México en la ruta ‘Pachapo’
Ese segundo aire que representó en la vida artística de ‘Pachapo’ la actuación en Barranquilla en el 2002, que lo estimuló sobremanera a seguir en la brega salsera; además del desarrollo de la tecnología con las llamadas redes sociales, llevaron la señal musical del puertorriqueño hasta México.
Es de mencionar que este país del norte tiene un segmento importante de población que permanece pendiente de lo que en materia de música tropical se realiza en Colombia.
Fue así como del Distrito Federal lo contactaron para una presentación, la cual devino en muchas más hasta convertirse en figura relevante para los manitos salseros, la cual se extendió hasta Los Ángeles, en USA.
México se configuró así en otra de las plazas fuertes de ‘Pachapo’, donde logró conquistar un público numeroso que valoraba su música.
En honor a ese país grabó también el tema ‘Mi Guadalupana’, dedicada a la virgen patrona de los aztecas.
‘Pachapo’ tuvo muy de presente el reconocimiento que recibió en Colombia, en Barranquilla, principalmente, y también en México.
“En mi país soy un ilustre desconocido, eso me duele, pero me reconforta saber como me quieren ustedes”, decía igualmente.

Crisis final
Edgardo Rafael Jiménez Arens, contaba a su muerte con 73 años, había nacido en el pueblo de Naranjito, en el centro de Puerto Rico.
Como antesala de este último estado crítico de salud que se agudizó en diciembre pasado, en septiembre había recibido un golpe anímico muy fuerte, cuando se vio obligado a separarse de su fiel compañera sentimental ‘mamá Diana’, como él la llamaba, e internarla en un centro geriátrico, con severos problemas de memoria.
‘Pachapo’ quedó sólo, y tuvo entonces que recluirse en el hospital San Pablo de Bayamón, luego acudió a tres hospitales más de la isla, de los que dijo no recibió la mejor atención.
En diálogo con este periodista lamentó que en este último trayecto de su vida, devastado por el cáncer, fue abandonado por sus amigos.
En un audio que mantuvimos antes de fin de año vía messenger, recordó la lastimera y triste letra de la canción ‘la cama vacía’, del colombiano Óscar Agudelo, que en un aparte narra: “...de tantos amigos míos ninguno ha venido a verme”.
“Sólo dos me han acompañado, después de tener muchos amigos me han olvidado, ora por mí Bobby”, alcanzó a decir con una voz trémula.
Estaba esperanzado en la visita de una hermana que llegaba de Estados Unidos, lo cual alcanzó a darle un poco de ánimo.
Luego la enfermedad le hizo metástasis pulmonar, hasta arrancarle la vida en medio de su desconsuelo.

Epílogo
En resumen esta es la historia de un gran músico del círculo salsero, al que Barranquilla le permitió conocer la gloria y el reconocimiento, cuando ni él mismo sabía la huella que había marcado su obra musical.
Un artista al que acompañaron en sus grabaciones grandes figuras de la talla de Louis Khan, José Rodríguez, David Pérez, Johnny Rodríguez, Frankie Malabé, Yayo el Indio y Adalberto Santiago, Sammy González, pero que lamentablemente no fue tenido en cuenta por la industria en el momento oportuno.
“Tuve tal acogida en Colombia, que hasta en momentos me puse a llorar. En la radio, en un taxi o en cualquier estación estaban sonando mis números. Es el sueño de cualquier músico”, dijo en una entrevista publicada por Herencia Latina.
‘Pachapo’ también llegó a decirnos, que en media hora en Barranquilla firmó el número de autógrafos que jamás había firmado en toda su vida.