“No me he cansado de buscarlo”: Edna, tras 33 años de la desaparición de su esposo en Barranquilla
Junto a su esposo, también desapareció Julio Gómez Támara, de 51 años.
Son cientas las historias que podrían contarse sobre lo que han vivido las familias que perdieron a sus seres queridos en medio del conflicto armado en Colombia. Historias impregnadas de dolor, la incertidumbre y la esperanza.
Una de ellas es la de Edna Margarita Soto Aya, una mujer del barrio Las Malvinas, en Barranquilla, que desde hace más de tres décadas busca conocer la verdad sobre el paradero de su esposo, Rafael Antonio Rodríguez Arnedo,, de 32 años, desaparecido el 20 de octubre de 1992, y la de su amigo Julio Gómez Támara, 51 años.
“Él salió del barrio Las Malvinas hacia el barrio El Bosque a conseguir un pote de leche para mi hijo que en ese entonces tenía tres meses, y no lo consiguió en el barrio. Se fue para el barrio El Bosque y allá se encontró con el señor Julio, un amigo de él. Julio le dijo que se montara al carro de él, que lo iba a dejar por el Paseo Bolívar para que consiguiera el pote de leche”.
Según contó Edna, ambos fueron interceptados y montados en otro vehículo. El carro de Julio apareció abandonado en la calle 21 con 30, donde fue reportado por un CAI y llevado a los patios del barrio Rosario.

Al principio, Edna pensó que Rafael podría haberse quedado en casa de su madre, en el barrio San Nicolás, pero pasaron las horas y no regresó.
“Yo me enojé, pensaba que se había quedado tomando con Julio, pero cuando hablé con la esposa de él, Rosa, me di cuenta de que tampoco sabía nada. Mi suegra tenía un mal presentimiento, y ahí entendí que algo grave había pasado”, recordó.
Desesperada, Edna manifestó que acudió a la inspección de El Bosque, pero no le recibieron la denuncia hasta que pasaran 24 horas.
“Luego fui a la Sijín y más tarde a la Fiscalía, donde se formalizó la búsqueda. En ese tiempo, las investigaciones estaban en manos de los llamados ‘jueces sin rostro’”.
Con los años, Edna continuó moviéndose entre Fiscalía, Justicia y Paz y la Unidad de Víctimas, sin encontrar rastro de su esposo ni del señor Julio Gómez.

En 2014 recibió una reparación administrativa por su condición de víctima, pero el hecho concreto de la desaparición forzada aún no ha sido reconocido.
“Dicen que se los llevó alias ‘El gringo’ con alias ‘Cachaco’, que se los llevaron para Guachaca, en Santa Marta, y allá los desaparecieron. Pero nunca hubo una versión clara, solo rumores. En esa época se decía que estaban desapareciendo gente de Barranquilla y llevándola para Guachaca para matarla”, contó Edna.
Hoy, Edna es una de las muchas mujeres que representan la resistencia de un país que ha vivido en violencia.
Su historia no es solo la de una víctima, sino la de una mujer que, contra el silencio y el olvido, mantiene viva la búsqueda de justicia y verdad para su familia.
“Este es un luto que nunca termina. Uno cree que ha avanzado, pero la herida siempre está ahí. Yo no he dejado de buscar a mi esposo, no me he cansado. Porque uno necesita saber la verdad, aunque duela”.
Maribel Gómez Támara, hija de Julio Gómez, también busca conocer la verdad sobre la desaparición de su papá. Junto a Edna, Maribel acude la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, para conocer los avances es la búsqueda.