“Más que sembrar o cultivar alimentos, creemos firmemente que las huertas comunitarias sirven para cultivar vidas”. Con este pensamiento claro y esperanzador, Flor María Carreño Caldera destaca la importancia de trabajar la tierra y reconstruir el tejido social a través de programas como GenerACTOR, que educa a familias en agricultura urbana y contribuye a la seguridad alimentaria de las comunidades.

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Carreño es una de las beneficiarias y actual coordinadora de la huerta comunitaria de La Paz, en esta iniciativa que desde 2024 ha logrado la apertura de tres parques productivos-huertas comunitarias en Las Gardenias, La Paz y Lipaya, así como la cosecha de alrededor de 600 kilogramos de alimento fresco y orgánico.

En próximos meses se terminarán de inaugurar las dos huertas que hacen falta para cumplir con las cinco que contempla el proyecto. Serán en Juan Mina y Villas de San Pablo.

Este exitoso modelo, impulsado por el Distrito de Barranquilla y la Unión Europea, será replicado con el nuevo programa ‘Mi Barrio Siembra’, que impactará a sectores del Suroccidente y Suroriente de la ciudad.

La administración distrital les entregará a las casas que cumplan con las condiciones habilitantes los insumos y la formación técnica para la producción de alimentos desde sus hogares.

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De acuerdo con la información suministrada, se beneficiarán inicialmente 150 familias en los barrios La Paz, 7 de Agosto, Ciudad Modesto, Santa María, San Luis, Rebolo y Juan Mina.

Es un programa que llega casa a casa en búsqueda de interesados en formar parte de este movimiento sostenible y sustentable.

“Se confirman los interesados, se verifican que los patios tengan capacidad para tener una huerta y una vez aprobado comienza la capacitación y entrega de semillas de verduras, hortalizas, aromáticas, entre otras”, refiere la Alcaldía de Barranquilla.

“Una herramienta transformadora”

Flor María Carreño asegura que la huerta ha cambiado la vida de muchas personas, en especial la de ella.

Indica que este espacio sirve de herramienta para transformar vidas de decenas de jóvenes, que tras su intervención, ahora dedican su tiempo en adquirir conocimiento, asegurar su alimento y servir como replicadores de las buenas prácticas de agricultura urbana.

“Muchos jóvenes dedicaban su tiempo al ocio y a malas conductas, se ven en parques a veces consumiendo drogas y con la huerta comunitaria veo la oportunidad de sacarlos de ese entorno y enseñarles que tocar la tierra es un contacto directo con la paz, la armonía y el amor”, afirma.

Además de la siembra de alimentos, también se dictan -dentro de la huerta- talleres, clases de empoderamiento de las mujeres y empleabilidad.

En el tiempo que lleva este parque productivo se han sembrado y cosechado berenjena, frijol, habichuela, yuca, aromáticas, pimentón, tomate cherry, piña, plátano, guineo, entre otros.

Esos productos son comercializados con un mercado agroecológico en la plaza de Paloquemao en el barrio La Paz y también se ha usado para el consumo propio de huerteros.

Un reglamento

El Distrito de Barranquilla trabaja en la construcción de un reglamento de ciudad para el manejo y regulación de las huertas comunitarias y los Parques Productivos Huertas Comunitarias (PPHC) en Barranquilla.

El reglamento, según la administración, está siendo formado bajo el modelo de participación ciudadana y comunitaria.

“Estos espacios estarán dotados para ser laboratorios sociales y ambientales, en donde además de cultivar alimentos, se regeneran los tejidos comunitarios y se afianzarán las relaciones entre vecinos”, afirma el Distrito.