EN VIVO

Vea nuestro noticiero aliado Atlántico en Noticias

Comenzo a transmitir hace 53 minutos
Los últimos 25 años de la Cámara de Comercio de Barranquilla han estado rodeados de toda clase de escándalos.
Foto
Archivo

Share:

Lo bueno, lo malo y “torcido” en los 100 años de la Cámara de Comercio

La visión honesta y progresista de ilustres ciudadanos, quedó desdibujada con el accionar de sus directivos en los últimos 25 años.

El 18 de febrero de 1916 un grupo de honestos y visionarios ciudadanos cristalizaron una histórica iniciativa: la creación de la Cámara de Comercio de Barranquilla.

Su objetivo, básicamente, era el de defender los intereses locales y promover iniciativas para el desarrollo de la ciudad.

Con el de decidido empuje ciudadano emprendieron una titánica tarea para brindarle a Barranquilla una adecuada infraestructura de servicios públicos, que en el año 1925 alcanzó los primeros resultados como fue la construcción de la planta de tratamiento de agua potable, a través de un convenio con la Central Trust Company de Chicago, históricamente conocidos como “los banqueros de Chicago”, que tuvieron como su representante a Samuel Hollopeter.

Esta fue la primera de muchas iniciativas a las que los ilustres ciudadanos le apostaron para posicionar a la ciudad.

En su intensa gestión, dos años después se concretaría la creación del Cuerpo de Bomberos, que requería una ciudad para enfrentar cualquier emergencia.

La construcción de las obras Bocas de Ceniza fue visionada por los fundadores de la Cámara de Comercio.

Quizás, la mayor gestión de este grupo comenzó a gestarse en el año 1919 cuando se planteó la necesidad de entregarle una solución al canal de acceso al puerto de Barranquilla.

Producto de ello en 1924 fue firmado el contrato para la construcción de las denominadas obras Bocas de Ceniza, permitiendo el encauzamiento del tramo final del Río Magdalena y facilitar el acceso fluvial. No obstante, estas obras sufrieron serios inconvenientes hasta que en el año 1936 fueron finalmente inauguradas por el entonces Presidente de la República, Alfonso López Pumarejo.

Con estas obras de alta ingeniería la Cámara de Comercio se anotó otro hit, debido a su incesante labor de promoción.

La consolidación del complejo industrial de la Zona Franca fue posibles gracias al apoyo de Camcomercio.

En los años siguientes las gestiones también resultaron fructíferas para el desarrollo local: la extensión del gasoducto Cicuco (Bolívar) hasta Barranquilla; el impulso a grandes obras como el Puente Pumarejo, el centro industrial de la Zona Franca, el aeropuerto Ernesto Cortissoz y Gran Central de Abastos, entre otros.

Desde la Cámara de Comercio también se contribuyó a la creación de entidades como la Corporación Financiera del Norte, que a su vez facilitó la constitución de otras como Promigas, Vikingos e Ingral; Comfecámaras, la Lonja de Propiedad Raíz, la Sociedad Promotora de Transportes (Terminal de Transporte S.A.) y lo que finalmente se consolidó como el Sistema de Transporte Másivo de Barranquilla (Transmetro).

También tuvo participación activa en la creación del Canal Regional Telecaribe.

En la década de los 90s, con la decidida intervención del Comité Intergremial del Atlántico, también tuvo trascendencia en grandes decisiones.

La creación de la empresa Triple A, en reemplazo de las EPM, contó con el aporte de la CCB.

La primera de ella fue en el año 1991 con la creación de la Sociedad de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Barranquilla (Triple A), como solución a la crisis institucional y de corrupción que se apoderó de las Empresas Públicas Municipales, que había asumido los servicios de agua, alcantarillado, aseo y pavimentación, tras cancelarse el contrato con “los banqueros de Chicago” en el año 1960.

En el mismo año 1991, con la creación de la empresa Carnaval S.A. y en 1992 con la constitución de la Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla, tras la liquidación de la Empresa Puertos de Colombia (Colpuertos).

Al año siguiente se protocolizó la creación de la Fundación Botánica y Zoológica de Barranquilla, también con la presencia de la Cámara de Comercio.

Sin embargo, la verdadera misión y visión de la Cámara de Comercio, que la catapultaron como un verdadero símbolo institucional, de la noche a la mañana comenzaron a desviarse.

La confrontación político – gremial que venía caracterizando la discusión pública en el Atlántico comenzó diseminarse y con ello a manejarse otros tipos de intereses, ya no colectivos sino, más bien, particulares.

A través de la Cámara de Comercio se tejió toda una red de entidades, para el manejo simultáneo y por las mismas personas, de un sinnúmero de actividades. Es decir, una “maraña gremial” convertida en un monopolio empresarial.

El manejo gremial del Aeropuerto Ernesto Cortissoz resultó desastroso.

Un caso típico de ello fue la creación, en 1996 de Aeropuertos del Caribe (Acsa) para la administración y explotación del aeropuerto Ernesto Cortissoz.

Luego de 15 años de concesión, la Aerocivil retomó la operación del aeropuerto, concluyendo que la gestión de Acsa, con su grupo de figuras gremiales, fue desastrosa y lesiva.

Para el manejo del aeropuerto, Acsa quedó conformada por Aena de España, Cámara de Comercio de Barranquilla, Comité Intergremial del Atlántico, Fundación Probarranquilla, Fenalco, Cotelco, Sociedad Portuaria de Barranquilla, Promigas, Terpel del Norte, Cementos Argos, Fernando Arteta, Raúl Riveira y Guido Nule.

El desastroso y cuestionado manejo se vio reflejado en el momento en que Aerocivil decidió la liquidación del contrato: obligaciones pendientes por 35 mil 846 millones pesos, en su totalidad por incumplimientos incurridos por ACSA en el transcurso de la concesión, principalmente en lo que se refiere al mantenimiento del aeropuerto, a la falta de entrega de bienes y elementos que debían revertir a la Aeronáutica a la finalización del contrato y hasta por facturas de servicios públicos que no fueron canceladas oportunamente.

A ello se sumó la pretensión de apoderarse de vehículos adquiridos, utilizados por sus directivos durante la concesión y que oportunamente no fueron revertidos a Aerocivil.

Pese a ello, recurrió a la tutela en el afán de que le fuese prorrogado su atractivo contrato. La acción fue interpuesta por 25 empleados que reclamaban el derecho al trabajo. Pero, inexplicablemente, el Juez Primero Administrativo de Barranquilla, Guillermo Arévalo, no falló a favor de los 25 trabajadores sino en beneficio de Acsa, dejando sin efecto las Resoluciones de la Aerocivil y ordenar un Tribunal de Arbitramento para dirimir la situación. Lo curioso es que el Tribunal sólo cabía para efectos netamente contractuales, además que sería manejado por uno de los socios de Acsa: la Cámara de Comercio.

A esta situación se suman las actuaciones irregulares de directivos de la Cámara de Comercio y de sus asociados, para mantenerse en el poder y controlar el manejo de grandes actividades económicas en la ciudad.

Las elecciones de junta directiva de la Cámara de Comercio finalmente quedaron contaminadas.

En el ambicioso deseo de querer “atornillarse” en la Junta Directiva de la Cámara han incurrido también en vicios electoreros al peor estilo de una campaña política para corporaciones públicas.

Fue así como surgieron graves hechos como el “trasteo” electoral, los pagos de afiliaciones y matrículas para amarrar votos, así como la creación de S.A.S. para cautivar votos para determinados candidatos.

Estas situaciones quedaron en evidencia a través del “WikiLeaks gremial” y de las denominadas “chuzadas gremiales”, en las que sus protagonistas demuestran sus intereses personales, arman “falsos positivos”, manipulan las elecciones de la Junta de la Cámara de Comercio y hasta se confabulan contra los intereses de Barranquilla.

En uno de esos audios, el exministro y entonces presidente del Comité Intergremial, Arturo Sarabia, dialoga con el expresidente de la Cámara de Comercio y entonces Secretario de Movilidad, Enrique Berrío, sobre lo que consideran “el pajazo y el polvo”.

Los mismos personajes dialogan para armarle un “falso positivo” al director de Visión Compartida, Manuel María Márquez.

El empresario e influyente dirigente gremial, Kenneth Loewy se confabula con Enrique Berrío, para burlase de Barranquilla en el caso de la Estación La Castellana de propiedad de Berrío.

En otra conversación, Sarabia y Berrío se refieren a un complot para presionar al entonces Gobernador, Eduardo Verano De la Rosa.

Igualmente, Sarabia y Berrío se muestran molestos con el entonces Secretario del Interior, Alfredo Palencia, por su actitud frente a Visión Compartida.

La actitud del entonces Gobernador Eduardo Verano De la Rosa frente a Visión Compartida sigue molestando a Berrío y Sarabia en otra conversación.

Seguidamente, Sarabia y Berrío celebran que “Antonio” le cantó la tabla a Verano De la Rosa y que lo mismo hizo “Raymundo”.

Luego dialogan sobre una reunión en la oficina de Alfredo Palencia.

Enseguida se burlan de los asistentes a la reunión en la oficina de Alfredo Palencia.

La actitud hostil que asumen Berrío y Sarabia la dejan conocer al hablar de agresión física contra sus críticos y de montajes contra el entonces Gobernador Verano a través del Comité Intergremial del Atlántico.

Berrío y Sarabia no ocultan el grado de manipulación que tienen en los gremios hasta llegar a afirmar que “seguimos mandando”.
Kenneth Loewy plantea la creación de otras Cámaras de Comercio, en Soledad o Puerto Colombia, para monopolizar el manejo de Cámaras de Comercio en todo el departamento del Atlántico.

Los audios también comprometen a la presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio, María José Vengoechea Devis, en los que ella admite la forma irregular como ha actuado la Fundación Mario Santodomingo y otros directivos para manipula las elecciones de junta de la institución.

En el primero reconoce, con nombre propio (Charles), como el autor de numerosos pagos.

Luego, María José Vengoechea critica un editorial del diario El Heraldo.

De inmediato sostiene que con lo hecho por la Fundación Mario Santodomingo, lo que se refleja es el “voto amarrao” en las elecciones de Junta Directiva.

En una conversación con su padre, José Ignacio Vengoechea, también gremial, le expresa lo feliz que se sintió el Superintendente por el homenaje que le hicieron donde la familia Gerlein y de una cita para el contratista William Yacamán con dicho funcionario.

En el mismo diálogo con su padre, María José Vengoechea le asegura que ella ha leído los editoriales de El Heraldo antes que sean publicados.

Con todos estos hechos irrefutables queda demostrado que desde la década de los 90s los objetivos de la Cámara de Comercio se desviaron y torcieron con un solo fin: privilegiar los intereses particulares por encima de la ciudad y la Región.

Más sobre este tema: