Las verdades ocultas tras el secuestro de Lyan: deudas de narcos, amenazas y una liberación pactada
El caso del menor de 11 años, que estremeció al país durante 18 días, no fue un simple secuestro. Detrás de su rapto se esconde una historia familiar marcada por vínculos con estructuras ilegales.
La angustiosa espera por el regreso de Lyan José Hortúa Bonilla, un niño de apenas 11 años, terminó el miércoles 21 de mayo cuando sus captores lo entregaron a funcionarios de la Defensoría del Pueblo.
El menor había sido secuestrado la noche del sábado 3 de mayo, cuando un grupo de hombres armados y encapuchados irrumpió en su vivienda en Jamundí, Valle del Cauca.
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Durante 18 días, su desaparición mantuvo en vilo al país entero. Sin embargo, tras su liberación, salieron a la luz los verdaderos motivos detrás de este rapto, y el panorama resulta mucho más oscuro y complejo de lo que se creía.
Una investigación de la revista Semana —revelada tras la liberación del niño— destapó la red criminal, las disputas internas del narcotráfico y la historia personal de una familia ligada a uno de los grupos más temidos de esta región del país.

El origen: una deuda millonaria y un error
Según el reporte de Semana, el secuestro de Lyan no fue ejecutado con fines extorsivos por la disidencia Jaime Martínez, como trascendió inicialmente.
De acuerdo con esa versión, la estructura guerrillera, actuaba bajo las órdenes del temido capo Diego Pérez Henao conocido como 'Diego Rastrojo', quien habría pagado para que secuestraran a Angie Bonilla, madre del menor, o a su actual pareja sentimental, Joshua Suárez, padrastro de Lyan.
Sin embargo, cuando los criminales no encontraron a ninguno de los dos adultos, decidieron llevarse al menor. “Todo fue un error”, reconoció la estructura armada, según versiones entregadas por las autoridades.
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De acuerdo con la investigación de la revista, la equivocación terminó siendo usada como una jugada estratégica por parte de 'Diego Rastrojo', quien presuntamente presionó a Angie Bonilla para saldar una deuda superior a los 37 mil millones de pesos.
De acuerdo con la información recabada, Bonilla habría sido testaferro del propio 'Rastrojo' y de su expareja sentimental, José Leonardo Hortúa, alias 'Mascota', padre biológico de Lyan y considerado heredero del capo.
Una historia familiar entre narcos
Alias 'Mascota' fue asesinado en 2013, en Cali, poco antes del nacimiento de su hijo.
Durante años, según fuentes oficiales, él y 'Rastrojo' confiaron propiedades y dinero a Angie Bonilla, quien presuntamente administraba los bienes del cartel. Pero tras la muerte de 'Mascota' y la extradición de 'Rastrojo', esos activos habrían desaparecido o pasado a otras manos, lo que desató el reclamo.
“La plata y los bienes no estaban”, afirmó una fuente a Semana. En consecuencia, 'Los Rastrojos' habrían contratado a la disidencia Jaime Martínez para cobrar la deuda secuestrando a uno de los adultos de la familia.

En ese sentido, el rapto del menor fue una improvisación de último momento por parte de los criminales.
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El silencio de los grandes capos
La gravedad del caso generó un terremoto dentro del mundo del narcotráfico. Figuras de alto perfil como alias 'Pipe Tuluá', 'Alacrán' y 'Guacamayo' —todos capturados, pero con gran influencia— fueron contactados para mediar, sin embargo, evitaron involucrarse directamente.
Según una fuente investigativa, “ellos le dijeron que no se podían meter, que lo único que podían hacer es velar por la vida del niño, pero la plata se debía pagar completa”.
Desde prisión se habría autorizado el envío de un medicamento que el niño necesitaba y se facilitó que su familia pudiera hacer videollamadas con él durante el cautiverio.
“Sí, hablamos en un par de ocasiones. A él lo tuvieron amarrado los primeros cuatro días”, confirmó Joshua Suárez, padrastro de Lyan, a las afueras de la Clínica Fundación Valle de Lili.
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En medio de las tensiones, una advertencia fue clave para la calma: “Si tocan a ese niño, la ciudad se nos cae”, habría expresado una de las fuentes desde el grupo de rescate, en referencia al impacto que tendría su posible asesinato.
El pasado oscuro de alias Mascota, padre del menor secuestrado
José Leonardo Hortúa, alias 'Mascota', también conocido como el ‘Mochacabezas’, fue una figura temida por su presunta participación en desmembramientos y crímenes violentos en el Valle del Cauca.
Tenía un gran poder en Tuluá, donde fue mentor de alias 'Pipe Tuluá', quien más tarde fundó la banda 'La Inmaculada'.
'Mascota' fue capturado en 2010 y beneficiado con detención domiciliaria, pero en 2013 fue asesinado cuando asistía a una cita odontológica.
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Su cercanía con otros criminales de alto rango lo convirtió en un personaje respetado dentro del cartel de ‘Los Rastrojos’.
“Todos ellos querían a Mascota y si hubiera existido un riesgo para la vida del niño, seguro habrían reaccionado”, comentó una fuente cercana al proceso de liberación.
El pago del rescate y el pacto final
Después de días de tensión, el rescate fue pagado. Así lo confirmó Sebastián Bonilla, tío del niño, quien arremetió contra el Presidente Gustavo Petro. “Muchas personas del Estado nos decían que había que negociar con ellos y eso fue lo que hicimos, porque no nos ofrecieron más soluciones que esa. Sentimos un total abandono del gobierno de Gustavo Petro”.
Aunque evitó dar cifras, las autoridades establecieron que el pago rondó los 4 mil millones de pesos. No fue una extorsión cualquiera, sino un abono a una vieja deuda, dicho dinero fue entregado en efectivo en Jamundí, la tarde de este miércoles.

Un emisario de la disidencia Jaime Martínez recogió los maletines, los trasladó al municipio de Ampudia y, tras contar cada billete, avisaron al delegado de ‘Los Rastrojos’ para que se procediera con la entrega del niño, quien fue dejado en manos de funcionarios de la Defensoría del Pueblo.
En una ocasión anterior, el intento de intercambio fracasó porque los secuestradores querían que la madre o el padrastro del niño subieran a una zona montañosa a hacer el canje, lo que fue rechazado por la familia.
Organismos humanitarios también se negaron a transportar los maletines con dinero, lo que generó fricciones y su posterior retiro del proceso de mediación.
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¿Y las autoridades?
Uno de los puntos más cuestionados por la familia del menor ha sido la “inacción” del Estado. Según denunció Joshua Suárez, la noche del secuestro no hubo presencia de la Policía ni del Ejército, a pesar de que la unidad residencial contaba con tres anillos de seguridad.
“Esa noche nunca llegó nadie, nunca llegó nadie a apoyarnos. Nunca llegó nadie a decirnos que todo va a estar bien, que tranquilos; nos tocó defendernos a nosotros mismos”, dijo Suárez.
También afirmó que lleva 12 años trabajando legalmente con su empresa de joyería y se desligó de cualquier actividad criminal. “Contrario a lo que se ha dicho, yo soy un hombre legal”.
Según se supo, las autoridades habrían optado por no realizar operativos de rescate al conocer la complejidad del caso y los actores involucrados.
“Desde el principio todos sabían que era una deuda del narcotráfico y no se quisieron meter con eso”, afirmó otra fuente cercana a la investigación de Semana.
Lyan ya está con nosotros. Está libre.
— Defensoría del Pueblo (@DefensoriaCol) May 21, 2025
Confirmamos su entrega en el Valle del Cauca y celebramos que hoy vuelve a ser un niño lejos del conflicto.
Vamos a seguir trabajando siempre para que ningún niño, niña y adolescente crezca en medio de la guerra.
Es nuestra misión. Es… pic.twitter.com/0aqwUBs2oC