Las preocupantes cifras de la deserción en la educación superior
Investigación de la Universidad Javeriana encontró que en el país 5 de cada 10 estudiantes no lograron graduarse después de 15 semestres.
Por José Granados Fernández
Twitter @JoseGranadosF
Desalentador sigue siendo el panorama de los jóvenes colombianos que ingresan al sistema de educación superior, niveles técnico, tecnológico, universitario y de posgrado, debido a que el 10% de ellos deja los estudios recién comienzan y el 50% no logra graduarse.
El informe Deserción en la Educación Superior, realizado por el Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana, explica que la capacidad económica, la falta de información y orientación profesional y la educación recibida antes de ingresar a alguno de estos cuatro niveles educativos están entre los factores que “inciden considerablemente” en el abandono de los estudiantes.
Destaca que en los primeros semestres surge “la mayor vulnerabilidad” para que se dé la deserción, pues se trata de la etapa en la que los alumnos enfrentan sus “expectativas y posibilidades con la realidad de vida en la educación superior”.
Los deseos de miles de jóvenes de ser profesionales, técnicos o tecnólogos para buscar una mejor calidad de vida dejan en la práctica frustraciones como:
-En promedio, semestralmente deserta 1 de cada 10 matriculadas.
-De los estudiantes que ingresaron al sistema de educación superior en el primer semestre de 2016, el 36.7% había desertado después de transcurridos 10 semestres (esta cifra puede aumentar en la medida en que se contemplen más de 10 semestres).
-En el país, 5 de cada 10 estudiantes que ingresaron a la educación superior no lograron graduarse después de 15 semestres, revela el Laboratorio de Economía de la Educación.
Y explica que “la no finalización de los estudios es más frecuente entre los hombres, entre estudiantes de bajo nivel socioeconómico y quienes tuvieron una preparación deficiente en la educación media”.
Menciona que, de acuerdo con las estadísticas analizadas, la deserción ocurre, mayoritariamente, en los primeros semestres, especialmente entre el primer y segundo. Por ejemplo, de julio a diciembre de 2020, periodo atípico por la pandemia del Covid-19, se reportó la mayor deserción con el 12.6% de los matriculados entre enero y junio de ese año.
Tras leer el informe, a petición de Emisora Atlántico y Zona Cero.com, José Henao Gil, exrector de Uniatlántico, rector del Instituto Humboldt y experto en educación, considera que, además de los tres factores mencionados en el estudio con incidencia directa en la deserción, los jóvenes que ingresan a la educación superior no tienen mayor apoyo económico y cuestiona que la financiación del Icetex sea tan costoso.
Sobre los programas académicos con mayor deserción, el estudio de la Universidad Javeriana halló que, en el segundo semestre de 2021, las bellas artes con un 14.4% registraron, en promedio, la mayor tasa de deserción; seguidos con un 13.9% de los relacionados con economía, administración, contaduría. El 5.7% de los matriculados que ingresan a programas de ciencias de la salud no continuó estudiando.
Al respecto, el profesor Henao dice que en Colombia debe darse un cambio profundo en la oferta de programas de la educación superior teniendo en cuenta, fundamentalmente, lo que hoy demanda el mercado laboral no solamente el nacional, sino a nivel mundial.
El Laboratorio de Economía de la Educación deja de presente que con un 18.2% la deserción es más frecuente en las instituciones tecnológicas que en las universitarias, que llega al 7.7%.
“Asimismo -agrega- la tasa de deserción es más alta en las instituciones de estudios superiores oficiales que en las privadas”; y por regiones señala que hay más deserción en entidades de La Guajira con el 21.6%, Bogotá el 13.7% y Putumayo 13.3%. Los otros departamentos costeños figuran así: San Andrés con un 12.9%, Cesar 11.6%, Bolívar 8.6%, Atlántico 8.3%, Sucre 7.6%, Córdoba 7.4% y Magdalena con el 5.0% de abandono de las aulas.
Manifiesta el estudio que la deserción de la educación superior “no sólo afecta negativamente el futuro de los estudiantes que abandonan sus estudios, sino que también tiene consecuencias significativas en términos económicos y sociales”. Recuerda que otros estudios hallaron que un estudiante desertor tiene bajas probabilidades de retornar a clases (Alban & Mauricio, 2019).
Subraya que otra consecuencia directa de este fenómeno es que “los costos asociados con la deserción incluyen la pérdida de inversión en educación y la reducción del capital humano disponible en el país”.
Respecto a la necesidad de repensar lo educación superior, el rector José Henao expresa que, así como las instituciones que ofrecen los diferentes programas deben reinventarse, las familias deben analizar y cambiar el concepto de que sus hijos tienen que ser doctores, ingenieros o abogados cuando en el mercado laboral hay otras posibilidades importantes.
Para hacer frente a este fenómeno, el Laboratorio de Economía de la Educación le recomienda al Gobierno Nacional fortalecer el Sistema Para la Prevención de la Deserción de la Educación Superior -SPADIES- que funciona desde 2002 y ha permitido generar estadística sobre las variables y riesgos que pueden incidir en la deserción, las cuales pueden servir de insumo para crear políticas públicas basadas en la evidencia en busca de disminuir el abandono de los jóvenes estudiantes.
Contrario a lo que hizo la administración del presidente Gustavo Petro que acabó con programas como Ser Pilo Paga, que premiaba a los mejores estudiantes a nivel nacional para que ingresaran a las universidades, el informe recomienda crear programas de becas y de ayudas económicas focalizadas a estudiantes con condiciones económicas especiales, y facilitar programas de bonos de alimentación, transporte, materiales educativos, entre otros.
“En el marco de la discusión sobre la gratuidad de la educación universitaria, debería abordarse a profundidad las implicaciones que esta política puede tener para prevenir la deserción universitaria”, subraya el estudio.
Si se tiene en cuenta que la educación superior es una posibilidad para que los colombianos incrementen su calidad de vida, es importante pensar que reducir la deserción puede generar un “impacto positivo en la igualdad de oportunidades y la reducción de brechas educativas y sociales”, expresa el informe de la Universidad Javeriana en sus conclusiones.