Hace un mes un hombre pasó por el barrio donde vive esta mujer cuarentona de tierra caliente ofreciendo la rifa de un mercado que costaba dos millones de pesos .

La boleta era creíble, tenia inclusive el sello del supermercado del que provenían los alimentos y la impresión era impecable.

Jugaría con tres números y sin series y el valor, apenas 50 mil pesos.

“Un mercado de dos millones por 50 mil pesos y con tres números es una ganga”, pensó Josefina*, quien buscó afanosa los billetes que guardaba con celo en un pote, al final del cajón menos visible de su humilde cocina.

No solo ella, sino varias comadres compraron boletas estimuladas por el hombre y por el bullicio del parlante con el que anunciaba la espectacular la rifa.

El día esperado llegó y con las tres cifras finales de la lotería local, Josefina se hizo acreedora a su mercado que incluía licuadora y productos de aseo.

A los brincos por las empolvadas calles de su barrio salió en busca del vendedor para reclamar su premio y lo encontró en una cantina del centro celebrando, no que haya caído en manos de esta mujer el sorteo, sino por haberse quedado con los ahorros de sus infortunados clientes .

El hombre le dijo sin pudor a Josefina* que no le entregaría su premio y que podría hacer “lo que le diera la gana” .

La mujer buscó a la Personera del Pueblo, quien le explicó que la rifa era clandestina, que carecía de valor y que de esas quejas estaba lleno su despacho. Pero, algo más, que no había como reclamar el premio porque no tenía reconocimiento oficial .

Dos días después la mujer se volvió a encontrar con en vendedor de la rifa, quien la amenazó por poner la queja en la Personería y le advirtió, sin vergüenza, que si lo denunciaba penalmente le podría costar la vida .

La de esta mujer parece una historia descabellada pero es muy común. A diario, miles de personas ponen sin control en juegos y rifas elementos que no existen o que simplemente sobran en sus casas sin el lleno de los requisitos legales en muchos sitios de Colombia.

Esto configura el delito de estafa y atenta contra la salud de los ciudadanos porque las rifas legales, las que entregan los premios y están vigiladas, pagan impuestos que van directamente a atender la salud en las regiones.

Las autoridades saben de estas prácticas pero la situación es tan caótica que se convierte en un imposible el control sin el “concurso” de los ciudadanos .

Es por ello que la Gobernación del Valle del Cauca decidió elevar a política pública la lucha contra el juego ilegal.

Para ello creo una subdireccion de la Secretaría de Hacienda para que trabaje exclusivamente en la lucha contra este flagelo de la mano de las autoridades. 

La gobernadora del departamento Clara Luz Roldán afirma que esta iniciativa es un ejemplo para el resto de las gobernaciones del país la ejecuten ante la escalada de rifas y juegos que afectan las finanzas de los territorios.

Es por ello que la Gobernación invitó al abogado Jhony Mena, una autoridad en la lucha contra los juegos ilegales para que ilustrara a los funcionarios de la subsecretaría sobre cómo actuar contra el fenómeno.

Mena, que se ha hecho famoso en los estrados judiciales, es conocido como 'El Doctor Batalla' por su guerra contra la ilegalidad .

“Mientras para muchos fiscales y jueces este problema no sea un problema es imposible lograr que los estafadores con los juegos ilegales como el de doña Josefina tomen escarmiento”, dijo mientras exhibió unas esposas en sus manos como símbolo de su lucha contra el fenómeno de ilegalidad .

En el Valle del Cauca están tras los defraudadores que migrarán a otros departamentos y seguramente estafaran a otros incautos.

'Batalla' explica que la manera más rápida de extirpar este cáncer que atenta contra la salud de todos es con el apoyo de los ciudadanos que deben entender que comprar juegos ilegales es el camino corto a un problema largo .

*Para esta historia se cambiaron los nombres y lugares para proteger a los afectados