En Rebolo, 'Guardianes de la Convivencia' preparan su nuevo proyecto de vida
De las pandillas al reciclaje con el apoyo de la Alcaldía.
En el sector de Aguas Mansas, del barrio Rebolo, en el suroriente de la ciudad, un grupo de 15 jóvenes, entre 18 y 24 años, que se encontraban en situación de conflictividad, están “reciclando sueños barranquilleros”, tal como ellos se hacen llamar.
El sueño de este grupo es formalizar su oficio de reciclar, formar una cooperativa y administrar su propio depósito, con el cual puedan generar empleo a su comunidad.
Estos jóvenes hacen parte de ‘Guardianes de la Convivencia’, iniciativa impulsada por el Distrito, a través de la Oficina para la Seguridad y Convivencia Ciudadana, con su programa de Atención a la Conflictividad Juvenil (ACJ).
A pesar de que la mayoría lleva más de la mitad de su vida en el oficio, ya que el reciclaje es una tradición heredada, afirman que anhelan un futuro diferente para los suyos. “Mi sueño es tener hijos, verlos crecer y estudiar, que sean profesionales y que cumplan todas sus metas”, afirmó Nahin Cardona, uno de los ‘guardianes’ de Rebolo.
Nahin cuenta que salen a hacer su recorrido tres veces por semana. Mientras que en días hábiles arrancan a la 1:00 de la tarde, los fines de semana antes de 10:00 de la mañana ya deben estar en acción. Su ruta es “estratégica”, tal como él mismo la define. Parten desde la calle 35 con carrera 21, y de ahí siguen hasta la calle Murillo, pasando por las carreras 37, 38, 39, 43 y 44, hasta llegar al bulevar de 7 Bocas, en el barrio El Recreo. Luego, suben por la carrera 44 hasta la calle 70, lugar donde cada uno toma su propio camino.
Los 'Guardianes' van solos o en duplas, cada uno con una carretilla. En el trayecto recolectan todo tipo de residuos aprovechables: papel, pasta, cartón, aluminio, hierro, bronce, y hasta plata y oro. Cuando terminan su itinerario, que dura entre seis y siete horas, vuelven a casa, y aprovechan el resto de la noche y la mañana del día siguiente para clasificar los materiales y después venderlos a los depósitos.
Atención integral
El jefe de la Oficina para la Seguridad y Convivencia Ciudadana, Yesid Turbay Pereira, explicó que “el programa de atención para los jóvenes incluye un proceso de acercamiento e identificación de problemáticas y conflictos, así como acciones que se realizan a través de una intervención integral e implementación de estrategias desde lo individual, grupal, familiar y comunitario”.
En el caso de Aguas Mansas, Turbay dijo que esta tarea está asignada a un grupo interdisciplinario de trabajadores sociales y psicólogas, quienes la enfocaron desde el ámbito familiar porque “entendemos su realidad, sabemos que muchos son padres y queremos ofrecerles instrumentos para que formalicen y dignifiquen lo que hacen. La idea es generar un cambio de mentalidad y actitud en ellos y, sobre todo, en la población que aún tiene prejuicios con respecto al oficio del reciclaje”.
Por una parte, el programa se abarca desde el concepto de familia para orientarlos y apoyarlos en sus funciones parentales a través de círculos de aprendizaje de comunicación asertiva, pautas de crianza y roles familiares. Por otro lado, con el apoyo del SENA, los jóvenes han recibido capacitación en Cooperativismo Básico y Emprendimiento Empresarial, lo que les ha dado las herramientas para ser los protagonistas de su proyecto, fomentar su responsabilidad y participar en la toma de decisiones.
Otro miembro de los recicladores de Rebolo es Danny Echeverría, de 22 años, quien se unió a los 'Guardianes de la Convivencia' en el 2016. Gracias a la formación que han recibido, afirma que “antes veíamos lo que hacemos solo como el medio para nuestro sustento diario, pero ahora entendemos que es un trabajo y que, como cualquier otro, es algo serio y honesto, y que además estamos siendo responsables con el medio ambiente”, dijo.
En el proceso, los chicos también contaron con los ‘Diseñadores de Sueños’, otra iniciativa juvenil de la Oficina para la Seguridad y Convivencia Ciudadana, y con el acompañamiento de un profesor de dibujo, un diseñador gráfico y jóvenes con intereses y talentos afines, plasmaron la esencia y el significado de lo que hacen tanto en el papel como en digital. El resultado: ya cuentan con un nombre, logo y eslogan con los que más adelante identificarán sus carretillas y, en un futuro, su propia empresa.