El comerciante Carlos Rada.
El comerciante Carlos Rada.
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Zona Cero

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El Centro de Barranquilla: una mirada optimista desde el comercio informal

En medio de los problemas y dificultades todos sacan un espacio para escapar de la realidad. 

Si se habla o se escucha del Centro de Barranquilla nos imaginamos inmediatamente un panorama lleno de dificultades, obras por ejecutar y programas sociales que poner en marcha.

El Centro de nuestra ciudad es más que eso, y no somos indiferentes a la realidad, pero los ciudadanos, los comerciantes, quienes visitan y quienes a diario se ganan el pan tienen historias por contar, historias maravillosas que reflejan y dan muestra de cómo es sobrevivir en la vena comercial de nuestra urbe. 

José Acosta, comerciante que por muchos años ha estado en el mercado ‘La Magola’, describe la vida en el centro como algo ‘chévere’, que en medio de las situaciones adversas siempre hay que ponerle buena cara a la vida y no dejarse derrotar por los problemas.

El comerciante José Acosta.

“La vida aquí en el Centro de Barranquilla es chévere. Es alegre. Se divierte uno. Escucha la musiquita cuando las ventas están malas. Se bebe uno de pronto una cervecita de vez en cuando y ahí. Aquí se habla con el uno, se habla con el otro, y ahí estamos, nos cooperamos”

Otro de los que le pone el pecho a la brisa es Carlos Rada, comerciante también de este mercado que sin duda tiene un sin fin de problemáticas y necesidades, pero decide también sacar lo bonito que trae cada día, cada experiencia y cada momento. 

“La vida aquí es el día a día, el sustento que tenemos, siempre estar aquí en el mercado nos llena, nos gusta el mercado y bacano aquí en el mercado. Yo salgo de mi casa a las 3:30 de la mañana y laboramos hasta las 11:00 de la mañana o 10:30. Esa es la vida de muchos aquí”.

En la búsqueda de personajes del centro, historias y curiosidades, Zona Cero dialogó con Heberto Chamorro Puentes, ubicado en el paseo Bolívar, quien lleva 42 años en el mismo puesto de trabajo, orgulloso de lo que hace y dice que gracias a las limonadas le ha dado educación a sus hijos. 

“Aquí le damos gracias primeramente a Dios, porque Dios tiene mucha misericordia con nosotros. Yo llevo en esta actividad 42 años. Yo me levanto a las 3:30 de la mañana para ir al mercado y comprar las naranjas, los limones y comprar avena. Nos preparamos para recibir al público con un buen producto y este es un puesto que ya es Patrimonio Histórico del Centro de Barranquilla”

El comerciante Heberto Chamorro.

Entre risas y orgulloso de su producto, don Heberto dice que tiene las mejores limonadas y jugos de naranja de todo el centro. Desde los 17 años está en el mismo puesto, donde su clientela a diario llega a comprarle y a echar una conversada. 

Don Heberto al igual que muchos comerciantes y personas que se ganan la vida diariamente le dan gracias a Dios por sus trabajos, por la oportunidad de poder despertar y comenzar un nuevo día lleno de bendiciones y con la posibilidad de buscar el alimento para sus familias. 

La vida en el centro no es fácil. Estos guerreros nos enseñan y nos muestran que las cosas se consiguen con sacrificio y con Dios por delante. Muchas son las necesidades que se presentan aquí, y aunque el panorama no ayude mucho, se está trabajando para una Barranquilla mejor, con mayores oportunidades y con mejores espacios. 

 

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