El BID y su compromiso con el crecimiento sostenible de América Latina
De acuerdo con el Informe de sostenibilidad 2018: El 81% de la población latinoamericana vive en ciudades, cifra que dentro de 30 años está proyectada para llegar al 90%.
El 81% de la población de América Latina y el Caribe vive en ciudades, tendencia que, de no mediar cambio alguno, alcanzará el 90% en los próximos 25 años. Entre 1950, dicho porcentaje aumentó del 50 al 80%.
La información proviene del Informe de sostenibilidad correspondiente al año 2018, que elabora el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que a su vez, da cuenta de inversiones cercanas a los 5 mil millones de dólares en actividades relacionadas con el medio ambiente, sólo en el año en mención. Según el documento, esto demanda la provisión de nuevas herramientas para fomentar el crecimiento sostenible de las ciudades, cuyo tamaño físico, de acuerdo con el informe, está aumentando de dos a cuatro veces por encima de la tasa de crecimiento de la población. Ocho de cada diez latinoamericanos viven en ciudades, lo que convierte a América Latina en región en desarrollo más urbanizada del planeta.
Para ello, el Banco Interamericano de Desarrollo creó el programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles, como un apéndice de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano. Se trata de un apoyo no reembolsable que provee el Banco de manera directa, a gobiernos centrales de países emergentes, en el desarrollo y ejecución de planes de sostenibilidad urbana. La premisa; fomentar el crecimiento sostenible de la región, de tal manera que se logre mitigar por una sola vía, tanto las proyecciones en materia de conurbación, como el cambio climático.
Al respecto, Juan Pablo Bonilla, gerente del sector de Cambio Climático y Sostenibilidad del BID, aseguró que "Las ciudades están en la línea de acción para la sostenibilidad global y jugarán un papel cada vez más importante en el futuro".
El programa se cimenta en tres ejes transversales, que son:
- Sostenibilidad medioambiental y de cambio climático.
- Sostenibilidad urbana.
- Sostenibilidad fiscal y gobernabilidad.
La metodología para su ejecución promueve estrategias de desarrollo urbano, enfocadas en el desarrollo económico, la creación de empleo formal y la competitividad.
Dos proyectos destinados a la adaptación y mitigación del cambio climático en regiones insulares, claramente vulnerables, encaminados a fortalecer las vías de comunicación que podrían afectar la capacidad de respuesta de las poblaciones en riesgo ante posibles desastres naturales, y un programa ideado para fortalecer la formación de talentos en una ciudad norteamericana por medio del intercambio cultural y el desarrollo de ciudad con base en las industrias creativas, son tres ejemplos que dan cuenta cómo el trabajo coordinado entre los multilaterales y las instituciones públicas puede contribuir a cambios sociales, preservar vidas, y empoderar a la ciudadanía mediante el fortalecimiento de los canales de comunicación social de la mano de causas comunes.
Participación ciudadana y prevención de riesgos en Rapa Nui, Isla de Pascua
En respuesta a un pedido del gobierno de Chile, por intermedio de la Subsecretaría de Desarrollo Regional de ese país, el Banco Interamericano de Desarrollo implementó un proyecto de planificación multisectorial en la Isla de Pascua, en el Pacífico insular del país austral. Esta isla, dentro de sus condiciones naturales, está amenazada por riesgo de tsunamis en sus tres costas, y cuenta con un aumento de la densidad poblacional que dificulta en mayor medida la evacuación. Siendo una región vulnerable a incendios y tsunamis, aunado a la necesidad de capacitar a los ciudadanos en torno a los riesgos mencionados.
La estrategia se basó en una campaña de prevención de riesgos, compuesta de un mapeo que daba cuenta de las relaciones entre el aumento del nivel del mar, la erosión costera, el cambio climático, los incendios y la afectación del patrimonio arqueológico de la isla.
El proyecto fue socializado con la población, de la mano de autoridades locales, y su difusión estuvo marcada por herramientas como diseño participativo, arte e ilustración, el conocimiento ancestral o la narrativa documental. La comunicación de la campaña, acorde a los hábitos de consumo mediático del territorio, se ejecutó a través de la televisión, redes sociales y posters, ya que existe un hábito de colección de estos últimos.
Moda en Milán y Guadalajara: creatividad como promotor de desarrollo local
A Milán y a Guadalajara las dividen miles de kilómetros, y su crecimiento se ha cimentado en medio de contextos socioeconómicos totalmente disímiles. Sin embargo, gracias al programa URBELAC (Urban European and Latin American cities), creado por la Unión Europea para fomentar la integración interregional entre ambos ciudades de Latinoamérica y el Caribe, ambas ciudades pudieron presentar juntas una colección durante la semana de la moda del año 2019 en Milán, bajo el concepto de la moda como promoción de marca de ciudad. El proyecto se denominó ‘diseño y moda’ y tuvo como finalidad la integración del ‘expertise’ de la moda italiana con el componente cultural de la ciudad.
“En el ámbito público, la marca ciudad refleja los valores colectivos; por tanto, un factor clave para el desarrollo de una marca comunitaria es el proceso de participación. Entendemos por marca ciudad, específicamente, la narrativa o serie de historias y valores de la comunidad que construyen la identidad y significancia de los lugares, y develan sus esperanzas para el futuro del lugar donde viven y/o trabajan”, según afirma el documento elaborado por Federica Volpe y Ophélie Chevalier, consultora y especialista de la División de Vivienda y Desarrollo urbano del Banco, respectivamente.
La presentación de la marca ciudad en territorio italiano, tuvo como objetivo fomentar el intercambio entre autoridades locales, estudiantes y empresarios de ambas ciudades. En una ciudad como Guadalajara, cuyo desarrollo económico está basado en la creatividad y la cultura vías para reestablecer la cohesión social como herramienta clave para el desarrollo de ciudad.
Cómo incluir el riesgo climático en el diseño de puentes en Haití
Entre 1994 y 2013, Haití fue catalogado como el tercer país con mayores afectaciones en término de pérdidas de vidas y daños económicos. Prueba de ello fue que, en 2008 el país sufrió en un solo mes, la llegada de cuatro huracanes que no sólo contribuyeron a la pérdida de vidas humanas y daños materiales, sino que destruyeron la red de interconexión vial, lo que dificultó la distribución de bienes y alimentos en el territorio.
A raíz de su condición de vulnerabilidad ante desastres naturales, el gobierno de Haití solicitó al Banco Interamericano de Desarrollo y al Banco Europeo de Inversiones, apoyo para, por medio de un programa de cooperación técnica interinstitucional, reconstruir y reforzar la red de infraestructura vial, a fines de que sea lo suficientemente resiliente para enfrentar desastres naturales, que incluyó 33 puentes en ocho de los diez departamentos del país.
¿Cómo lograrlo?
El programa buscó asociar el modelo hidrológico del país con el cambio climático, con el fin de “calcular hidrogramas de creciente, que es la variación del caudal con el tiempo, con la influencia de proyecciones futuras de precipitación extrema”, anotan Benoît Lefevre y Juan Camilo Olaya, economista e ingeniero a cargo de la socialización del proyecto en el sitio web del Banco. Un modelo hidrológico se construye con base en las metas y objetivos de cada proyecto, por tanto, el de Haití se resume en la mitigación del impacto de las inundaciones, dada su vulnerabilidad a desastres naturales y al cambio climático. El plan también incluye generar mapas de inundación a través de la herramienta Hydrobidflood, una herramienta creada por el Banco para mitigar, prevenir y dar un mejor aprovechamiento al recurso hídrico. Dichos mapas de inundación serán utilizados, en la siguiente etapa del programa, para proporcionar altura y velocidad de las posibles inundaciones en las áreas circundantes a los puentes a intervenir.
*Con información de prensa Asamblea del BID