Contratar a un trabajador con el salario mínimo le costará a las empresas casi $3 millones mensuales
Expertos advierten sobre una desconexión peligrosa con la realidad productiva que vive el país.
A partir del 1 de enero de 2026, las empresas colombianas enfrentarán un nuevo panorama financiero. Aunque el salario mínimo se fijó en $1.750.905 (con auxilio de transporte queda en $2.000.000), el costo total de la nómina mensual para el empleador ascenderá a $2.975.614.
Esto se debe a que la carga prestacional y de seguridad social representa un 44.79% adicional sobre el ingreso base, lo que supone un reto de productividad para el sector empresarial en un año donde el salario experimentará un alza del 23, 7%.

La consultora Integral Soluciones Pensionales (ISP) calificó el aumento del salario mínimo en estos términos como “el acto de mayor irresponsabilidad del Gobierno”. De acuerdo con la ISP, el alza incrementaría "la nómina de Colpensiones en $6,7 billones" respecto a 2025 y produciría un déficit en el presupuesto nacional de $3,1 billones de manera exclusiva por Colpensiones.
Asimismo, indicó que "acelera la desfinanciación del Fondo de Garantía de Pensión Mínima (FGPM)" al agotar las reservas en esta década, y "aumenta a más de 525 millones las reservas necesarias por afiliado para ejercer pensión por capital en el Fondo de Pensión".
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Agregó que "reduce el valor de las mesadas de las AFP, destruye el poder adquisitivo de los pensionados de las AFP del retiro programado y acelera la desfinanciación de las pensiones del Régimen de Ahorro Individual".
La decisión unilateral del Gobierno de Gustavo Petro ha generado una ola de críticas en el gremio de empresarios y economistas.
"Un incremento absurdo e injustificado que solo traerá mayor informalidad y pobreza", cuestionó la ISP.

Por su parte, Daniel Gómez, docente de la facultad de Economía de la Universidad de los Andes y ex economista senior del Banco Mundial, y exdirector de Competitividad del Forom Económico Mundial, le aseguró a Zona Cero que "el aumento del salario mínimo decretado por el gobierno está muy por encima de los aumentos de productividad. La productividad ha subido menos de 1%, mientras que el salario mínimo sube 23%".
Lo que "en términos reales", según el experto, "descontando inflación, sube más o menos un 17%. Este aumento lo que hace es excluir a una cantidad de gente del empleo formal".
Para Gómez, quien también ha sido vicepresidente del Consejo Privado de Competitividad y subdirector del Departamento Nacional de Planeación, el incremento del salario mínimo puede traer menor generación de empleos.
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"Puede haber menos creación de empleo formal en la medida en que pequeñas empresas no tienen la productividad suficiente para cubrir este aumento del salario. También puede haber empresas que decidan acelerar sus procesos de automatización, despedir trabajo no calificado, contratar menos trabajo calificado", explicó.
El economista concuerda con el gremio de empresarios, asegurando que "este aumento es desproporcionado y descompensado con la realidad social y económica del país, y puede generar grandes problemas de exclusión, sobre todo para jóvenes, para mujeres, para gente en la ruralidad".

El tema también "representa un problema importante fiscal en la medida en que suben todos los costos de pago de nómina del Gobierno nacional. Hay que recordar que solo 10% de los trabajadores en Colombia gana el mínimo. La cantidad de gente ganando menos del mínimo ha aumentado en el último año también, producto de estos aumentos del salario mínimo".
Daniel Gómez indicó también que "el salario mínimo es muy cercano al salario medio de la economía, lo cual hace que comparado con la productividad total de la economía, sea excesivamente alto para nuestra capacidad de pagar esos salarios".
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Sobre la posibilidad de que el decreto del salario mínimo para el año 2026 sea derogado, el economista resaltó que "hay un precedente importante y es que la fijación del salario mínimo tiene que estar alineada con realidades económicas. Entonces sería muy interesante que se pudiera demandar, pero comunicando muy claramente que la razón de la demanda es para evitar efectos de exclusión en población vulnerable y personas que efectivamente están buscando trabajo, y que devengarían ese mínimo y con este aumento quedarían excluidos de la posibilidad de ganárselo".
En definitiva, el incremento del salario mínimo para 2026 se presenta como una moneda de dos caras: mientras el Gobierno lo defiende como un paso histórico hacia la dignidad del 'salario vital', los expertos advierten sobre una desconexión peligrosa con la realidad productiva.
El éxito de esta medida dependerá de si el aumento del consumo interno logra compensar el drástico incremento en los costos de nómina, o si, por el contrario, la carga de $2.975.614 por trabajador termina empujando a las pequeñas empresas hacia la informalidad y comprometiendo la estabilidad de un sistema pensional que ya emite señales de alerta.