El periodista samario Enrique Patiño, en la sección de Blog del diario El Espectador, publicó una carta de una expareja de Rafael Uribe Noguera, en la que da un punto de vista de la persona que conoció y la que hoy se ve a través del crimen de Yuliana.

La mujer va mucho más allá y a través de su experiencia le da consejos a los jóvenes para que establezcan límites.

Entre los apartes de la carta dice:  "Era un tipo atractivo, montador y aventurero. Le encantaban los retos deportivos, corría maratones, subía la montaña de Rosales, montaba bicicleta, jugaba tenis, fútbol y hasta meditaba".

"Recuerdo que le tenía prohibido a los trabajadores de su obra echarles piropos vulgares a las mujeres u orinar afuera", se lee en la publicación.

Y añade: "Muy fácil dejarse llevar por una persona así. Qué angustia saber que pasa desapercibido en la sociedad y seguro hay muchos como él entre nosotros con la misma descripción". Pero, dice la carta, "algo no encajaba".

"Era como si una parte de su ser se des-sincronizara del resto. Y él parecía hacer un esfuerzo por entender, por entenderse. Cuando tomaba trago entraba en otra dimensión; si lo agarraba en buena onda, era disfrutable, pero si estaba deprimido se tornaba en una persona vulnerable", sostiene la expareja.

La joven manifiesta que por más que le duela "ha seguido atentamente cada noticia, tratando de entender. Y me entero de todo lo que ha sucedido con él en los últimos años: del trago, las drogas, la rumba y las prostitutas. Sin duda, los límites se desdibujaron para él y su necesidad de saciarse resultó en esta tragedia".