Baja intensidad de las protestas, pero siguen reclamos por el salario mínimo
En Bogotá siguen enfrentamientos entre manifestantes y el Esmad.
Sindicatos y estudiantes volvieron a protestar este martes en Bogotá contra el Gobierno del Presidente, Iván Duque, principalmente para exigir mejores salarios y respeto por los derechos humanos, manifestaciones que no tuvieron mayor acogida y que acabaron en choques con la Policía.
Unas decenas de sindicalistas se manifestaron por la tarde frente al edificio donde las centrales obreras negocian con empresarios y el Gobierno el salario mínimo para el año próximo, mientras que estudiantes protestaron en las afueras de la Universidad Nacional, uno de los puntos habituales de las concentraciones que comenzaron el pasado 21 de noviembre.
Con pancartas, banderas y cornetas, cerca de un centenar de trabajadores, principalmente maestros y militantes del partido de izquierdas Unión Patriótica, se reunieron frente al Centro Nacional de Memoria Histórica, donde en el Día Internacional de los Derechos Humanos acusaron al Gobierno de querer "cambiar la lectura del pasado" relacionada con el conflicto armado.
"Un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Hay quienes están interesados en que Colombia no recuerde su historia para mantenernos repitiendo los errores del pasado", manifestó la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode).
En las celebraciones del día de los derechos humanos, el representante en Colombia de la alta comisionada de Naciones Unidas para los DD.HH., Alberto Brunori, afirmó hoy que al menos 86 defensores han sido asesinados en el país en lo que va de 2019, crímenes que, según dijo, ocurren en un contexto de "estigmatización de su labor y de sus reclamos".
Discusión del salario mínimo
La demanda de un aumento considerable del salario mínimo, que actualmente es de 828.116 pesos colombianos (unos 245 dólares) fue otra de las puntas de lanza de las manifestaciones de este martes en la capital colombiana.
La Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), que hace parte del comité sindical que convocó las protestas contra Duque que desde el mes pasado se suceden casi a diario en el país, puso en marcha una campaña para exigir un salario mínimo de al menos un millón de pesos (unos 295 dólares).
Sin embargo, esa aspiración, que supondría una subida sin precedentes del 20% del salario mínimo, está muy por encima del 4% que se espera de inflación para este año y que suele ser el parámetro para los aumentos del sueldo básico.
"El Gobierno debe considerar la propuesta (del millón de pesos), teniendo en cuenta que en las calles (se) está exigiendo acabar con la desigualdad. Aún así, el salario de los congresistas es 30 veces más y trabajan menos", rezaba una pancarta que portaba una manifestante.
El incremento del salario mínimo para los trabajadores colombianos este año fue del 6%, lo que representó el aumento más alto de los últimos 25 años en el país.
Con las manifestaciones de hoy, que en su conjunto no reunieron el millar de personas, distintos sectores sociales buscaron dar continuidad a las protestas iniciadas el 21 de noviembre y que en los primeros días llevaron a las calles a multitudes descontentas con las políticas sociales y económicas del Gobierno.
Brotes de violencia
También a diferencia de las jornadas recientes que en su mayor parte transcurrieron de forma pacífica, hoy volvieron a producirse incidentes violentos entre estudiantes y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía.
Los disturbios tuvieron lugar frente a la Universidad Nacional, donde decenas de estudiantes, algunos de ellos encapuchados y con escudos improvisados en los que se leían frases como "Somos pueblo" o "Resistencia", intentaron bloquear la transitada Avenida NQS (Norte-Quito-Sur), lo que obligó a la intervención policial.
El Esmad, que despejó la avenida lanzando gases lacrimógenos y bombas aturdidoras, detuvo a algunos de los manifestantes mientras que otros se refugiaron en las instalaciones universitarias desde donde encapuchados lanzaron piedras y palos a los uniformados.
EFE