Un tren de sonrisas, con canas de oro y corazones jóvenes, llegó a  las playas de Puerto Mocho. Eran 70 abuelos del barrio Las Flores, un rincón emblemático de Barranquilla, que hace parte de la localidad de Riomar.

A simple vista, parecía una salida del común, un agasajo por el Día del Adulto Mayor. Pero era mucho más que eso. Era la oportunidad de reencontrarse con el mar, con la memoria y con un paisaje transformado.

Lea: Emergencia en Soledad: tornado causó pánico y daños materiales

Muchos de ellos recordaban la playa cuando era apenas un conjunto de chozas de paja. Un recuerdo lejano, casi borroso, que contrastaba con lo que ahora veían: un balneario renovado, con infraestructura, servicio y una belleza que los sorprendió.

"Son abuelitos que están todos súper bien atendidos, que gracias a Dios no les hace falta nada. Lo curioso es que son abuelitos del barrio Las Flores y la mayoría no conocía cómo habían quedado las playas de Puerto Mocho. Sí las conocían anteriormente cuando eran chozas de paja,  pero ahora no habían ido", dijo el alcalde menor de la localidad Riomar, Pedro Acosta, en diálogo con Zona Cero.

"No sabíamos que esto ya estaba así. ¡Qué playa tan linda!", expresaron los adultos. 

Le puede interesar: Impresionante balacera: abatido delincuente que atracó e hirió a un policía

Cada paso que daban por la arena, cada mirada al horizonte, era un descubrimiento. No solo apreciaban la belleza del lugar, sino que también sentían un profundo orgullo por ver cómo su ciudad ha crecido. 

Hubo música, baile y hasta un trencito que los llevó por la playa, como si fueran niños en un parque de diversiones. Incluso la reina del Carnaval de Las Flores se unió a la fiesta, moviendo sus caderas al ritmo de la cumbia. Los abuelos se dejaron llevar, se quitaron los zapatos y sintieron el agua del mar.

"Se les recogió, se montaron al tren, en los carritos de golf, unos nadaron, se les hizo actividades de baile y se les invitó a un almuerzo", contó Acosta.

Fue un día lleno de risas, de anécdotas compartidas y de un agradecimiento sincero. "Gracias, les damos muchas gracias por esto. ¡Qué bonito!", repetían una y otra vez, con la mirada puesta en el mar, en el cielo y en el equipo que hizo posible este reencuentro.

Esta inolvidable experiencia fue el resultado de la colaboración de entidades como la Alcaldía Local de Riomar, Edubar, la Fundación Monómeros y el edil Roberto Álvarez, con el apoyo de la Alcaldía de Barranquilla, que estuvo presente por intermedio de la primera dama Katia Nule.

Todos ellos lograron que estos abuelos salieran de su rutina para recordar que, a cualquier edad, la vida sigue siendo una aventura llena de alegría, belleza y sorpresas.