Sebastián Viera ha demostrado varias veces su capacidad para atajar tiros penales.
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Hansel Vásquez

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Viera tapando y los demás botando: una ‘paridera’ de principio a fin

Un “Ángel” que funciona y unos “guardianes” que fallan.

Pese al 2-1 logrado en el Estadio Metropolitano, lo que se presagiaba en el Atanasio Girardot era que las cosas no iban a ser tan fáciles ante un “poderoso” jugando de local, alentado por su numerosa hinchada paisa.

Ese presagio comenzó a reflejarse desde el pitazo inicial, con un Deportivo Independiente Medellín volcado sobre el arco de Mario Sebastián Viera, quien fue erigiéndose como el “Ángel Guardián”, despejando todas las jugadas de gol originadas por los “rojos de la montaña”.

A medida que transcurrían los minutos aumentaba temperatura de la “paridera”, que se volvió costumbre de clasificar se trata. “Si no se sufre no es Junior”, escribió poco después Javi Juniorista, en su cuenta de Facebook.

El juniorista parece estar concientizado de aquello de que “Junior sin paridera, no es Junior”, para significar que el cuadro tiburón pone a sufrir a sus aficionados, de principio a fin, como volvió a suceder la noche de este miércoles.

Con la mínima ventaja con que inició el juego se presentía que algo así iba a ocurrir. Más aún cuando Juan Fernando Caicedo anotó el primer gol, de carambola, ante un fuerte disparo de John Fredy Pajoy.

Sin embargo, casi finalizando el primer tiempo hubo hecho de esos que llaman “la suerte del campeón”, cuando Cristian Marrugo falló en el cobro de tiro penal.

Tras el descanso, fue el propio Pajoy quien anotó para un 2-0 que dejaba por fuera de la final a los “tiburones”, porque en el global los “poderosos” sumaban 3-2. Y eso sí que aumentó la paridera. “Que haga un golcito nada más para empatar e irnos a penaltis”, clamó más de un aficionado.

Ese clamor lo hizo efectivo el talentoso Jarlan Barrera, quien soltó un disparo desde casi 40 metros para vencer a David González, con una auténtica “vaselina” y un golazo para enmarcar y que silenció al Atanasio Girardot.

Con ese marcador la serie se puso 3 – 3, obligando a la definición con tiros desde el punto penal.

En teoría el cuadro juniorista aventajaba al Medellín, con jugadores talentosos, buenos definidores y con un arquero como Viera que siempre se ha lucido en este tipo de encuentros.

Luis Carlos Arias y Vladimir Hernández fueron efectivos en sus cobros. Viera mostró su casta al atajarle el disparo a Yilmar Angulo. Pero, la alegría duró poco porque Jorge Aguirre, un buen definidor, falló en su cobro, desaprovechando lo que podría ser una ventaja. ¡Qué paridera!

Luego, Daniel Torres anotó y Jarlan Barrera rubricó su noche.  Félix Micolta la envió al poste y Juan David Pérez, otro excelente definidor, también falló. ¡Qué paridera!

El turno fue para Jorge Arias y Viera, otra vez grande, atajó el cobro. ¡Alegría total! Pero, Juan Guillermo Domínguez, caracterizado por su efectividad en los cobros de tiro libre, también marró. ¡Otra vez la paridera! Como quien dice, Viera tapando y los demás botando.

Con los cinco cobros la definición se puso 2 – 2. Increíble! Tres cobros errados por cada equipo. ¡Qué paridera!

Esto obligó a continuar la definición: quien fallase, queda fuera de la final. David González anotó y Gustavo Cuéllar hizo lo mismo. Frank Fabra y William Tesillo también acertaron.

Vino el cobro de Juan Fernando Caicedo que fue atajado por Viera. Otra vez grande el “Ángel Guardián” del Junior. Finalmente, Guillermo Celis anotó el del triunfo.

Al final, Mario Sebastián Viera salió como el héroe de la noche, de la clasificación a la final. Lamentable de lo de Aguirre, Pérez y Domínguez, conocidos por su excelente definición, pero quienes fallaron en el momento más oportuno.

Lo de Viera no es nuevo. En diciembre de 2011, en la semifinal ante Millonarios, tras la histórica remontada del 3-0 de Bogotá, en la definición desde el punto penal le atajó el cobro a otro efectivo, Mayer Candelo, lo que significó disputar la final ante Once Caldas.

Quince días después, en Manizales, también le neutralizó el cobro a John Fredy Pajoy, el mismo que amargó la noche de este miércoles en Medellín, contribuyendo así a la séptima estrella tiburona.

Así, Mario Sebastián Viera sigue siendo el “Ángel”, pero los “guardianes” también deben hacer lo suyo. Por lo menos para que no haya tanta paridera.