Tadej Pogacar, con la camiseta amarilla puesta y ante la amenaza del Covid-19
El virus le ha hecho perder valiosos gregarios y podría ser su gran enemigo.
El Covid-19 ha sido declarado ya como la principal amenaza para que el esloveno Tadej Pogacar no gane su tercer Tour de Francia. El líder de la prueba muestra cada día su superioridad con respecto a sus principales rivales, pero la pandemia está diezmando a su equipo.
El UAE tuvo este martes dos positivos, el del neozelandés George Bennett, que abandonó la prueba, y el del polaco Rafal Majka, que sigue en el pelotón porque su carga vírica no parece suficiente como para contagiar a otros rivales. Se suman al del noruego Vegard Stake Laengen, que se fue por el mismo motivo el pasado sábado.
El caso de Majka, que genera cierta controversia, entra dentro del nuevo protocolo de la Unión Ciclista Internacional (UCI), que permite mantenerse a aquellos ciclistas que no supongan un peligro para expandir la pandemia.
Su caso es similar al del luxemburgués Bob Jungels, positivo en Dinamarca pero con baja carga vírica, por lo que pudo participar e, incluso, ganar la novena etapa.
Pero en el seno del UAE el pánico es evidente y el propio Pogacar confirmó que es "un motivo de estrés" y las alarmas están en su máxima expresión.
Por un lado porque la enfermedad está al acecho y el maillot amarillo puede ser el siguiente. Por otro, porque frente a la fortaleza del colectivo de sus rivales, sobre todo el Jumbo de Jonas Vingegaard y Primoz Roglic y el Ineos de Geraint Thomas y Adam Yates, el UAE está perdiendo efectivos.
Sin Laengen, el esloveno pierde un elemento decisivo en las etapas de llano y con Bennett contaba para las de alta montaña. El único escudero es ahora Majka, que, según confirmó el médico del equipo, será objeto de una vigilancia estrecha. En otras palabras, la escolta de Pogacar en la alta montaña que se avecina depende de la tasa de contagiosidad del polaco.
El líder de la prueba lamentó esas ausencias, pero aseguró que no las vinculó a que exista un foco en el seno del equipo. Tanto Bennett como Laengen habían evitado hasta ahora la enfermedad, lo que les hacía más vulnerables a un contagio con síntomas.
El australiano dio positivo un día después de haber dado negativo en los test que organizó la Unión Ciclista Internacional (UCI) en la jornada de descanso de este lunes. Sintió dolor de garganta y de cabeza y por eso fue testado de nuevo.
Su compañero español Marc Soler mostró sus dudas sobre la eficacia de los controles de la UCI: "Me sorprende que un día no haya ningún positivo y ahora salgan dos".
El nerviosismo se ha apoderado de la carrera. Las mascarillas, obligatorias para los ciclistas nada más cruzar la meta son de nuevo la norma y la organización está restringiendo el contacto con los corredores.
El acceso a los autobuses por parte de la prensa se ha restringido de forma importante, al igual que las visitas de invitados.
El propio Pogacar lo comprobó durante la jornada de descanso, cuando se cruzó con su novia y apenas pudo darle un abrazo con mascarilla.
El director del Tour, Christian Prudhomme, reconoció que hay preocupación, pero alabó el trabajo que están haciendo los equipos para minimizar los contagios.
Sobre el hecho de que en las pruebas de la UCI no hubiera positivos lo atribuyó a que, en paralelo, los equipos están multiplicando los controles: "Los positivos salen poco a poco y no todos en un día preciso".
Pero la amenaza está encima de la mesa y el ejemplo de la pasada Vuelta a Suiza, en la que casi la mitad de los participantes tuvo que marcharse por la pandemia.
Ahora está por ver si las medidas de control son suficientes para detener la expansión del virus en el seno del pelotón. Por ahora, tras dos ediciones muy marcadas por la pandemia, en esta de 2022, que se preveía más serena, ha vuelto a cobrar fuerza.
Algunos médicos de equipos preconizan incluso que se vuelva a las burbujas de las dos ediciones anteriores, en las que los corredores estaban casi al margen del resto de la caravana. Otros piden test diarios para todos los ciclistas.
Aunque por ahora solo se ha cobrado cinco víctimas -los franceses Geoffreu Bouchard y Guillaume Martin son las otras dos-, el Covid-19 vuelve a ser una amenaza.
EFE