Jugada de Junior ante Jaguares en el fin de semana.
Jugada de Junior ante Jaguares en el fin de semana.
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Sebastián Rodríguez

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Sentencia de Maturana aplicada al Junior

Análisis del empate ante Jaguares.

En los tiempos de Francisco Maturana, cuando oficiaba de director técnico de la Selección Colombia, por allá en los años noventa le escuché varias frases que se hicieron célebres ante los conceptos y las críticas públicas, especialmente en el gremio periodístico deportivo.

Decía por ejemplo Maturana que “Perder es ganar un poco” refiriéndose a algún mal resultado de un partido y de lo que debía sacarse provecho para el futuro. O frases como “Aristizábal es actualmente el mejor jugador sin el balón”. También le escuché decir previo al partido histórico que se le ganó a Argentina en Buenos Aires en aquel marcador de 5-0: “la historia se escribe todos los días”; esta como respuesta a una pregunta de un periodista argentino que le recordaba al técnico declaraciones de Diego Armando Maradona quien decía que Colombia no había ganado nada y que Argentina había ganado de todo.

Esa última - La historia se escribe día a día- me pareció muy ajustada a la verdad y aquel apabullante 5-0 frente a los argentinos se convirtió en el mejor ejemplo. También hizo carrera otras como “El fracaso no es malo”, “no cumplir una meta es ya de por sí una meta” o “se juega como se vive”.
 
Pero hubo una que siempre creía compartir con el profesor Maturana aunque muchos la tomaron para hacer eco de burlas. Esa fue: “un gol, salva a un jugador; pero un pase gol, salva a un equipo”. Traigo al presente estas palabras para corroborarlas con lo que está pasando en el equipo Junior. Y más directamente lo ocurrido en el juego de Liga frente a Jaguares en Montería el domingo. Junior ganaba por la mínima diferencia (1-0) y tuvo oportunidades claras de aumentar la cuenta. Pero hubo una, la mejor con claridad meridiana que pudo sentenciar el triunfo; una descolgada por la izquierda de Hinestroza rompiendo marcas y quedando en el área chica casi frente al portero, el atacante llevaba el acompañamiento nítido de Rangel por todo el centro, listo para recibir el pase. Hinestroza, egoístamente, buscando quizás el lucimiento personal, prefirió entonces rematar incómodo a la puerta. 

Se desaprovechó la oportunidad y, en cambio, propició un contragolpe de Jaguares que terminó en gol del empate. En ese momento recordé aquella sentencia Maturanista: “Un gol salva a un jugador, un pase gol salva un equipo”. Hinestroza quiso lucirse para llevarse los aplausos; en cambió condenó a su equipo a la “pérdida” de dos valiosos puntos. 

Una vez más en la agonía de un encuentro que se está ganando, se pierde la victoria. Así sucedió recientemente ante el Unión Magdalena, así sucedió ante Santafé en Bogotá y así ha sucedido
en otras varias ocasiones. Con Comesaña al frente también ante Nacional se perdió la oportunidad de un título. Algunas veces por errores infantiles de defensas, otras por malos manejos tácticos, pero todas, podríamos afirmar, por la distracción o creencia sobrada de que todo está ganado, olvidando que el juego termina cuando se da el pitazo final y no cuando se cree que ya terminó.
 
En más de una ocasión y ahora parece repetirse continuamente, Junior pierde puntos importantes en ese “Bendito minuto fatal” que no sabemos sostener. Este último frente a Jaguares, sin duda, nos retrotrae a aquella frase de Maturana...¡un pase gol, salva a un equipo!.

Ojalá los integrantes del Junior la tengan presente de ahora en adelante...

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