Rafael Iznaga, entrenador de la Selección Colombia de boxeo.
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Zona Cero.

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Rafael Iznaga: el cubano a quien una barranquillera le dio un nocaut al corazón

El técnico de la selección Colombia de boxeo regresó a la ciudad donde se enamoró.

Hace trece años el cubano Rafael Iznaga Hernández abandonó su país natal para instalarse en una patria alejada de la suya en busca de hacerse un camino y el reconocimiento. Hoy en día es uno de las figuras del deporte colombiano, al entrenar a dos medallistas olímpicos.

Por estos días, Iznaga camina por las calles de Barranquilla como una de las figuras de relevancia del torneo nacional de mayores que se cumple en la ciudad en el coliseo de la Escuela de Suboficiales ARC.

El trópico de la ‘Arenosa’ le hace recordar a su natal Cienfuegos, la ciudad donde nació y creció a 245 kilómetros de la capital, La Habana.

“Es una  región que está frente al Atlántico, así como Barranquilla, en el oriente de Cuba, se llama Cienfuegos”. Ese clima caribeño le hace recordar a su tierra natal.  “Partes de la ciudad también me la recuerdan. Solo que allá es más colonial, pero hay partes que son parecidas”, reseña.

La historia de su llegada a Colombia se remonta 13 años atrás. “Pero yo no llegué en una lancha, ni nada de eso”, comenta con gracia, “llegué a Colombia por un convenio de Cuba con Bogotá. Cuando terminamos el convenio acá ya teníamos novia, y decidimos quedarnos”, explicó.

En ese momento en que Barranquilla comienza a jugar un papel en su vida, más exactamente hace 11 años, cuando vino por primera vez. Fue en esa oportunidad cuando conoció a Johana Cervantes, una ‘currambera’ que lo enamoró.

“Yo conocí a mi esposa en Barranquilla, en un campeonato igual que este. Durante el nacional nos conocimos y salimos y eso. Pero después ya en otras ocasiones decidimos salir juntos y después sonó todo y decidimos vivir juntos”, relató. 

Johana llegó como una espectadora más al torneo, pero Rafael no pudo quitarle los ojos de encima. Y todo ese tiempo de convivencia no ha sido desperdiciado, ya Rafael echó raíces en tierras colombianas.

Fue en ese momento en que le ‘tiró un upper al corazón’ “ella me lo tiró a mi”, dice todavía con humor.

“Ya acá en Colombia tengo raíces. Tengo dos niños con una barranquillera. Me quedé en Colombia, no puedo decir que es mi segunda patria: es mi patria. Lo siento así. Ya voy para 14 años acá”, reseñó el entrenador.

Todos esos años no han sido gratis, ni mucho menos sencillos y faltos de calamidades. Al ser foráneo, han sido muchos los que le han puesto una lupa a cada una de sus acciones. 

“Me ha costado trabajo. Han habido muchos detractores buscando el fallito que tenga uno. Al final las cosas se dieron, el trabajo y Dios que nos ayudó a eso”, resaltó.

Iznaga Hernández pensó que no trascendería, pero debajo del cielo y la tierra nada es oculto. A principios del año pasado, cuando se encaminaba a la recta final de la preparación de cara a los Juegos Olímpicos, integrantes de las ligas del país buscaron la forma de reunir firmas para sacarlo del cargo de seleccionador nacional.

“¿Cómo tú sabes eso? Eso fue en el 2015, pero es una contradicción. Cabecillas de esa firmas que venían diciendo que se trabaja mal, están reclamando premios y lugar en lo que se hizo. Si yo digo que se está trabajando mal yo no voy a tener la cara luego de sacar pecho”, argumentó el entrenador.

En su defensa, Iznaga expresa que durante su tutela Colombia ha obtenido importantes triunfos en el ciclo olímpico.

“Realmente el presidente de la Federación confió en el trabajo que se estaba haciendo. Nunca se trabajó mal. Se obtuvo primer lugar en Juegos Bolivarianos, segundo en Juegos Suramericanos, tercero en los Juegos Centroamericanos y terceros en el élite de Mayores”, comentó.

Aunque, siendo sincero, para el éxito no hay fórmula segura. Rafael acepta que, por ejemplo, en el primer año del ciclo el hoy celebridad Yuberjen Martínez estaba por fuera. Y sin embargo luego se convertiría en el boxeador con mejor resultado para el país. 

“Curiosamente Yuberjen Martínez en el primer año del ciclo olímpico, en el 2013, no estaba en el equipo. Yuberjen fue bronce en los Juegos Nacionales del 2012 en Cereté y nosotros llamábamos al primer y segundo lugar. El primero no hizo el peso y el segundo decidió retirarse y nos reunimos y llamamos a Yuberjen por su fogosidad”, expresó.

Fue ese mismo ojo clínico el que lo lleva a plantearse desafíos muy atrevidos de cara a los próximos cuatro años. Quiere mejorar lo logrado en Río de Janeiro. Quiere que Tokio le entregue al menos un oro al país. 

“Dios quiera que haya oro. Si pensamos mejorar es con una medalla de oro, o con más. Ahora tienen que ser dos platas por lo menos”, aseguró.

Por lo pronto, le apunta a algo más cercano e íntimo. Debate con su mujer, como si estuvieran en un cuadrilátero, un cambio de aires. Quieren irse a su propio hogar, un round donde Barranquilla podría ser la ganadora.

“Ahora mismo estábamos pensando en cambiar de ambiente a los muchachos esos.  Los pelaos nacieron allá en Bogotá, pero por accidente. Queremos instalarnos en una casa propia y eso puede ser en Barranquilla o en Bogotá. Pero en eso estamos”, cerró.   

Por lo pronto seguirá evaluando el talento del boxeo colombiano que por estos días se adelanta en la ciudad, buscando a la promesa que podría ser la próxima gran medalla del pugilismo nacional. 

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