Wes Morgan, capitán del Leicester.
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Leicester: un triunfo sin precedentes, ni comparación

En Europa no ha sucedido nada que se le parezca en ninguna de las ligas de fútbol.

La conquista del título de la Liga de Bélgica por el Gante hace un año fue el último éxito de un modesto, de un conjunto sin tradición que brilló en alguna de las ligas europeas, aunque nada que ver con la repercusión que ha generado la conquista de la Premier por el Leicester.

El 21 de mayo del 2015 el Gante amarró matemáticamente el trofeo belga por primera vez en su historia. Fue el mayor éxito de este club, fundado hace ahora 116 años, que dejó en evidencia el potencial de entidades como el Anderlecht, el Club Brujas o el Standard Lieja.

A lo largo de la historia reciente son recordadas distintas hazañas de clubes convertidos en revelación de manera inesperada. Sin embargo, el éxito del Leicester en el presente ejercicio ha generado una admiración y un reconocimiento difícil de equiparar a otras situaciones similares.

Triunfadores insospechados, milagros inexplicables que agitaron en su día las distintas ligas, han surgido en Italia, Alemania, Francia o España.

El momento de excitación que vive la ciudad de Leicester fue disfrutada en mayor o menor medida, por ejemplo, en La Coruña, con el crecimiento del SuperDepor. El club gallego, sin embargo, no tuvo una irrupción tan fulgurante. Sino un crecimiento paulatino que se sostuvo durante algunas temporadas y que logró su cenit con la Liga lograda en el año 2000.

La entidad española, a diferencia del Leicester, no reparó en gastos hasta armar un plantel competitivo. Fichó jugadores de renombre, estrellas nacionales e internacionales y durante varias temporadas trató de tú a tú al Real Madrid y al Barcelona.

La Bundesliga se sorprendió hace siete temporadas con el atrevimiento del Wolfsburgo. Un año mágico que dejó en evidencia el potencial de los favoritos, especialmente del Bayern Múnich. Aquél equipo estaba liderado por el brasileño Grafie y el bosnio Edin Dzeko, que se convirtieron en la sensación de la competición.

Francia tardó en asimilar la irrupción del Montpellier, un tradicional comparsa que en el 2012 revolucionó la Ligue 1 con Rene Girard como entrenador.

Eran momentos de grandes inversiones. Especialmente llamativa fue la apuesta del Paris Saint Germain, que había iniciado una serie de llamativas inversiones para llevar a la entidad a la cima de Europa. Todo lo contrario que el Montpellier. El entusiasmo, la fe y el compromiso se impusieron a los petrodólares. Algo similar al mensaje que ha lanzado el Leicester en Inglaterra.

Más lejos queda la conquista de la Serie A del Sampdoria, que se proclamó campeón de la Liga de Italia por primera vez en su historia en 1991. Fue la época de Roberto Mancini y Gianluca Vialli. Esa generación alcanzó la final de la Copa de Europa, que perdió en la prórroga frente el Barcelona.

EFE

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