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Reinaldo Rueda mira desde lejos a un desenfocado James Rodríguez.
Reinaldo Rueda mira desde lejos a un desenfocado James Rodríguez.
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EFE.

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La ‘Triple R’ de Colombia, luego de la casi segura eliminación del Mundial de Catar

Reinaldo Rueda Rivera tiene mucho por qué preocuparse.

‘Reincidente, rezagada y rota’. Esas son las tres ‘R’ que le dejaron a Colombia la pasada jornada de eliminatorias.

Y es que las opciones de ir al Mundial de Catar quedaron reducidas a su más mínima expresión tras las dos derrotas por 1-0 ante Perú y Argentina.

Colombia nada, Rueda tampoco. Ni los jugadores ni el entrenador pudieron encontrar la llave que los sacara de la prisión de mal juego y nula efectividad en la que están metidos hace siete fechas.

Reincidente porque volvió por séptima ocasión seguida a terminar un juego si goles. Rezagada ante todos sus rivales directos, que sumaron puntos y la dejaron en el puesto 7 de la tabla. Y rota, evidentemente, en sus esperanzas de clasificar a la Copa del Mundo.

Pareciera ridículo pensar que un equipo con jugadores que han sido vendidos, transferidos y revendidos nuevamente entre equipos europeos por millonarias cifras gracias a su capacidad para marcar goles y generar fútbol no hayan podido a lo largo de siete jornadas poder anotar un tanto.

El desfile de opciones para el ataque de Reinaldo Rueda Rivera (‘Triple R’, para sus amigos) fue tan largo como su misma sequía de goles.

Desde el veterano e histórico Falcao García, pasando por Miguel Ángel Borja, Luis Fernando Muriel, Alfredo Morelos, Duván Zapata, Rafael Santos Borré, Luis Suárez, Luis Díaz, Diego Valoyes, Luis Sinisterra; en duplas y fórmulas de ataque que nunca dieron soluciones.

Es más, durante todo este tiempo, Rueda no repitió una delantera y muchas veces ni un mismo esquema. A veces con dos delanteros, unas con un atacante atrasado, otras con un solo hombre en punta. De todos modos, el resultado fue el mismo: pocas llegadas y ningún gol.

Y es que Reinaldo se valió también de los grandes nombres de esta generación. Puso a Juan Guillermo Cuadrado de lateral por derecha y en algunas oportunidades de volante.

Llamó a James Rodríguez por la única esperanza de que se pudiera acordar de quien fue, pero pesó más lo que es hoy en día: un jugador intrascendente.

Desde arriba, en la directiva de la Federación Colombiana de Fútbol, el norte de las cosas pasó por quemar la ilusión mundialista en el horno crematorio del dinero, la venta de boletas y las ventajas económicas que le sacaban al cada vez mayor mercadeo de un equipo que llenaba el estadio por inercia y no por el fútbol atrapante que debía mostrar.

Si existe la justicia en el fútbol, justo es que Colombia no vaya al Mundial. Que no entre en el repechaje.

Pero como esto no es de justicia, todavía la matemática da para soñar con los milagros. Y al final eso es lo que le queda al profesor ‘Triple R’ y su variopinto y cambiante grupo de jugadores.

Si de verdad les queda alguna posibilidad de avanzar al Mundial por la vía del repechaje, tendrán que cumplir con esas tres ‘R’ en el nombre de su entrenador: ‘Revivir’ en el área contraria, ‘Reinventarse’ en su mal juego, convocatorias y formaciones y ‘Reponerse’ de las calamidades que han sufrido en la cancha.

Bolivia en casa (dónde sea que fuere eso) y Venezuela de visita (ante un Pékerman con cuenta de cobro pendiente a Ramón Jesurún) son las últimas cartas de un equipo que ya no tiene como sostenerse a sí mismo en sus aspiraciones de llegar a la Copa del Mundo, pues deberá estar pendiente de qué pasa con Chile, Perú y Uruguay.

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