El de Juan Ramón ‘La Bruja’ Verón con Junior y Barranquilla fue un amor a primera vista. Y es que el argentino se sintió tan cómodo en esta ciudad que hasta pensó quedarse a vivir en ella. Sin embargo, una enfermedad de su hija le quitó esa idea de su mente.

Verón venía gustoso a Barranquilla cada vez que lo invitaban. La última fue en 2021, con motivo de la inauguración del monumento 'Ventana de Campeones', en donde dejó estampados sus pies, esos con los cuales contribuyó a la conquista de la primera estrella de Junior, en 1977.

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De Barranquilla le gustaba el clima, la calidez de su gente, el fervor de los hinchas del Junior, la caldera que era el estadio Romelio Martínez  y un equipo que se le metió para siempre en su corazón. El tiburón y Estudiantes de La Plata fueron sus grandes amores en el fútbol.

“Me extrañó que una ciudad tan grande, con tanta gente, no hubiera ganado nunca un campeonato. Era algo raro. Cuando se logró el primero fue una gran alegría. Ese abrió el camino y vinieron varios más”, contó Verón a este periodista sobre su primera impresión cuando vino a Barranquilla.

Tampoco dudó que, de haberse quedado a vivir en Barranquilla, hubiera sido varias veces técnico del Junior y que su hijo Juan Sebastián hubiera sido jugador del equipo rojiblanco. “Me hubiera pasado lo mismo que a Julio Comesaña, que se quedó acá y siempre estuvo”.

‘La Bruja’ fue el jugador que José Varacka trajo a principios de 1976 para reemplazar al brasileño Víctor Ephanor. Esta fue una decisión impopular, ya que Víctor era un auténtico ídolo de la afición. Ni los pergaminos que traía Verón como tres veces campeón de Copa Libertadores y de la Copa Intercontinental de Clubes aplacaron ese inconformismo.

Pero, poco a poco, Verón fue convenciendo con su fútbol a la exigente hinchada del Junior, acompañado por los buenos resultados del equipo que se coronó campeón del Torneo Apertura. Era el denominado ‘equipo de los obreros’.

Junior participó en el hexagonal final del 76 y terminó en el cuarto lugar. Varacka fue ratificado para el año siguiente y, entre los refuerzos que incorporó al equipo, estuvo Alfredo Arango, quien vino del Bucaramanga. También llegaron Óscar Bolaño, Jesús ‘Toto’ Rubio y con el Cali se hizo un canje de Bonifacio Martínez por César Lorea. De Estudiantes vino el delantero Camilo Abelardo Aguilar.

Junior volvió a ganar el título del Torneo Apertura y automáticamente se clasificó al hexagonal final. En el Torneo Finalización la campaña fue irregular y de nuevo aparecieron las críticas para Varacka.

Después de un partido contra el Cúcuta, que terminó empatado a un gol, Varacka le pidió a Fuad Char (presidente del Junior) pidió un permiso para viajar a Argentina con el fin de visitar a su esposa que estaba enferma.

Varacka jamás volvió y días después se conoció que la verdadera razón de su adiós fue que Fuad Char no aceptó firmarle el contrato para el año entrante, sino que esperara que terminara el hexagonal para tomar una decisión. Por esta razón, Varacka se ganó el remoquete de 'El Capitán Araña', título de una crónica escrita por Juan Gossaín.

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Sin técnico, a menos de dos meses para el comienzo del hexagonal final, Fuad Char la ofreció el cargo a Verón, quien le pidió un día para darle una respuesta. Consultó a Carlos Salvador Bilardo, quien dirigía al Cali, y a Oswaldo Zubeldía, quien era el técnico de Nacional.

Las palabras de Zubeldía fueron las que lo impulsaron a aceptar el ofrecimiento de Fuad Char. “¿Hasta cuándo piensas jugar?” “Ya es hora de que empieces a dirigir”, contó el propio Verón, quien para ese entonces tenía 33 años.

Con Verón, Junior realizó una gran campaña en el hexagonal final y, en la penúltima fecha, se coronó campeón tras derrotar 3-1 a Santa Fe, en Bogotá, con doblete de Camilo Aguilar y un tanto de César Lorea.

Verón ingresó en ese partido en reemplazo de Aguilar, su habitual compañero de cuarto en los hoteles de concentración. Lo hizo para poder impartir órdenes de cerca a sus dirigidos, ya que desde la raya estos no lo escuchaban.

La emoción de Verón por darle el primer título de su historia al Junior fue indescriptible. Al día siguiente quedó impresionado por la cantidad de gente que fue a recibir a los campeones al aeropuerto y la que asistió al Romelio Martínez al último partido contra Nacional, que los rojiblancos ganaron 1-0 con gol de Aguilar.

Verón siempre manifestó que, si el equipo del 77 no se hubiera desarmado habría llegado lejos en la Copa Libertadores del año siguiente.

“Ese era un equipo muy bueno, pero no pudo jugar esa Copa y el Cali, que salió segundo, hizo una gran campaña (quedó subcampeón). Creo que nosotros hubiésemos estado a la altura, no sé si para salir campeones, pero hubiésemos hecho una gran campaña”.

En Junior, la dupla que conformó con Alfredo Arango originó una crónica famosa de Juan Gossaín titulada ‘Un jugador llamado Ramón Alfredo Verango’.

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“Para mí vino muy bien que se incorporara al equipo, era un jugador con unas condiciones bárbaras, muy cerebral, gran jugador, goleador también”, comentó ‘La Bruja’ del maestro Arango.

“Verón entendió que el equipo del 77 era de todos”, dijo Julio Comesaña, en referencia a que todas las decisiones que tomaba ‘La Bruja’ eran consultadas con los demás integrantes del equipo.

En sus últimos años, Verón trabajó como coordinador de fútbol de Estudiantes de La Plata, club que actualmente es presidido por su hijo Juan Sebastián. “Él es ahora mi jefe”, bromeó.

Juan Ramón Verón, un nombre que vivirá para siempre en el corazón de los junioristas y será orgullo de la institución como dice el 'Cumbión del Junior', de Pepe Molina.