Junior y una ‘escalera’ sudamericana que cambia prioridades
Años tras año, el equipo viene consolidando su actuación en la Copa Sudamericana.
Junior vuelve a encontrarse una instancia de peso a nivel internacional y parece que esto se le está volviendo una costumbre, pues aunque los aficionados, cansados de verlo eliminado, no lo crean, el equipo barranquillero lleva un proceso de afianzamiento internacional que vale la pena reconocer.
Para comenzar, basta para remontarse al 2004, año en que el conjunto ‘Tiburón’ se consagró campeón colombiano. Ese año, Junior tuvo su primer contacto con el torneo que es el que mejor se le da internacionalmente, por lo menos en el siglo XXI.
Junior logró en su primera participación en una aún incipiente Copa Sudamericana llegar hasta los cuartos de final ante el Internacional de Porto Alegre, elenco brasileño que lo terminó mandando a casa pero que sirvió para dejarle un punto de partida a los junioristas.
La verdad sea dicha, en casi cien años de historia, Junior jamás ha podido obtener un logro considerable a nivel internacional. Un sueño frustrado para los aficionados que ven en este mundo globalizado la necesidad de marcar la diferencia con torneos que den prestigio fuera de las fronteras del país.
De allí que haya cierta molestia con el equipo por su falta de ‘empeño’ por lograr un trofeo oficial de peso internacional para las vitrinas. ¿Pero realmente es tan así o realmente los rojiblancos van bien en su proceso de consolidación continental?
Desde el 2015 Junior lleva una ‘escalera’ en la Copa Sudamericana que realmente, visto con cabeza fría, no es nada despreciable. Es más, es un avance progresivo que muy pocos equipos en Colombia, e incluso en Sudamérica, pueden darse el gusto de reflejar.
En esa Sudamericana de 2015, Junior se clasificó al torneo tras ser el quinto mejor puntaje de la reclasificación de la Liga Colombiana el año anterior. Fue bajo la orientación de Alexis Mendoza y jugó en la primera ronda ante el Melgar de Perú, en una llave que se resolvió apretadamente 5-4.
Sin embargo, las aspiraciones se evaporaron rápidamente, al ser eliminados en segunda ronda a manos del Deportes Tolima de Alberto Gamero, que sacó al cuadro barranquillero en el Metropolitano tras imponerse en la serie por 2-1.
Ese fue el punto de partida para este avance internacional que se siguió desarrollando en 2016. Para ese año, Junior entró al torneo ya no por arrastre de la reclasificación, sino por el título de la Copa Águila ganado en el curso anterior.
Su rendimiento presentó una franca mejoría. Los barranquilleros vencieron en segunda fase, desde la cual iniciaron, al elenco boliviano del Blooming por global de 3-1.
En los octavos de final clasificaron en la vía de los cobros desde el punto penal ante Montevideo Wanderers de Uruguay tras quedar la llave 0-0.
A esto siguió en duelo ante el brasileño Chepacoense, quien tras perder por la mínima diferencia en Barranquilla, le ajustó tres en Brasil y lo eliminó por global de 3-1. A la postre, los brasileños sufrieron la recordada tragedia aérea y se les entregó el título de manera póstuma.
Para el 2017, Junior entró en una posición jerárquica incluso mayor. Llegó como rebote, tras haber sido eliminado por Atlético Tucumán en la fase tres de la Copa Libertadores de América, lo que lo puso a jugar desde la fase dos del torneo.
Esto supone, desde algún punto de vista, un avance para el equipo que por primera vez en toda su historia enfrentó los dos torneos continentales de la CONMEBOL en un mismo año.
La edición 2017 de la Sudamericana supone un salto de calidad impresionante para Junior, que avanzó la segunda fase al eliminar en los lanzamientos desde el punto penal al Deportivo Cali, tras global 2-2.
En los octavos de final sacó al paraguayo Cerro Porteño con llave 3-1, en cuartos mandó a casa a los brasileños de Sport Recife con un 2-0 de visita y en las semifinales no pudo ante Flamengo, pese a gran partido en el Maracaná, que lo eliminó en el Metropolitano con resultado para el enfrentamiento de 4-1.
Más allá del dolor del último resultado, estando tan cerca de su primera final internacional, lo que muestran las estadísticas no es nada desalentador para el proceso de crecimiento del club.
Ha enlazado seguidamente la segunda fase -cuartos de final- semifinales en una progresión de tres años. Toda una ‘escalera’ que lo conduce cada vez más arriba.
En el 2018, Junior salió eliminado como tercero de su grupo en la Copa Libertadores, dicho sea de paso los que clasificaron de esa zona, Boca Juniors y Palmeiras hoy son semifinalistas y favoritos al título del torneo. Esa posición le dio cupo a la segunda fase de la Sudamericana.
En ese momento eliminó a Lanús de Argentina, reciente subcampeón de la Libertadores, desde los tiros libres del punto penal tras igualar 1-1 en los 180 minutos de la serie. Luego eliminó al Colón en los octavos con global de 2-1 y ya está en los cuartos para medirse con el también argentino Defensa y Justicia.
La primera pregunta que sale a la luz es que, a pesar que lo ha repetido cada vez que ha podido, ¿Julio Comesaña cambiará de prioridad de la Liga a la Sudamericana? ¿Será bajo su dirección técnica que se contará la ‘escalera’ que viene realizando el equipo desde hace tres años?
Lo cierto es que seguir en el proceso la próxima parada está muy clara: La final. Sería la primera de Junior a nivel internacional en 94 años de historia. Por lo pronto, el club solo colecciona dos semifinales continentales, la primera en 1994 en Copa Libertadores y la reciente ante Flamengo, curiosamente ambas bajo la administración de Comesaña.
Julio, abre el ojo, que todavía se puede hacer algo más de historia y quedan solo dos peldaños por subir en la escalera.