Luis Díaz, Rafael Pérez, Gabriel Fuentes, James Sánchez, Jarlan Barrera, Jefferson Gómez, Marlon Piedrahíta, Luis Narváez y Víctor Cantillo en el último entrenamiento abierto a los medios.
Luis Díaz, Rafael Pérez, Gabriel Fuentes, James Sánchez, Jarlan Barrera, Jefferson Gómez, Marlon Piedrahíta, Luis Narváez y Víctor Cantillo en el último entrenamiento abierto a los medios.
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Cristian Mercado.

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Junior en la ‘zona del silencio’, antes de la final contra Atlético Paranaense

El equipo entró a su máximo punto de concentración, antes del partido.

Ni una palabras más, ni otro vistazo al equipo hasta la hora del partido, este miércoles. Julio Comesaña entró a la anunciada ‘zona de silencio’, en las horas previas al partido más importante de la historia de Junior, una determinación llena de cautela con las experiencias del pasado.

Hace unos días Julio Comesaña dijo que no le atormentaban las finales que había perdido, porque “sé por qué las he perdido, entiendo las razones”. Y parece que no es un simple decir, pues ha tomado todas las prevenciones para mantener las circunstancias bajo control.

Ayer al mediodía de Curitiba, tras la rueda de prensa en el hotel Radisson de la capital del estado de Paraná, parte del cuerpo técnico deslizó la información a los medios que estos sacaran provecho la momentánea estancia con el equipo, pues sería la última vez que compartiría con ellos hasta el vuelo a chárter a Medellín.

Dicho y hecho, en horas de la noche brasileña, sobre las 8:28 PM, el departamento de comunicaciones del club informó que ni al entrenamiento del martes, ni mucho menos al hotel de concentración los medios de comunicación y los hinchas tendrían acceso. Le levantó una muralla de silencio alrededor del equipo.

Y esto tiene su razón de ser, anidada hace casi 10 años en la historia paralela entre Julio Comesaña y Junior, más exactamente en la final del 2009, la cual Junior perdió en el estadio Metropolitano ante el Once Caldas. Un día que dejó marcado al equipo y a Comesaña.

En aquel año 2009, la semana previa a la gran final, fue una completa locura en el hotel de concentración. Pese a los esfuerzos de un Comesaña al cual la situación lo abrumó por completo el hotel se volvió una pasarela para los familiares de los jugadores, hinchas, medios de comunicación de todas partes del país.

Fue imposible sacar del hotel Puerta del Sol a la cantidad de gente que con exagerado triunfalismo firmaba una remontada en el Metropolitano del 2-1 con que el Once Caldas se había alzado en el partido de ida en Manizales. Al final, un amargo 3-1 en contra en Barranquilla le dio la estrella a los caldenses.

En ese momento fue que Comesaña entendió que los jugadores, hoy en día, las distracciones que se pueden hallar en el exceso de atención son muchas. Por eso cuando dijo entiende las razones por las cuales perdió no estaba hablando por hablar. Tenía en su cabeza un plan de trabajo que incluí hasta estos detalles.

En la ‘zona del silencio’ el equipo no busca que un momento de reflexión interna. La calma antes de la tormenta, si se quiere verlo así.

Las pulsaciones deben estar en su punto y nada debe entrar a contaminar desde el exterior el ambiente en el equipo. Como se dice en la novena de aguinaldos, la prudencia es la que hace a los verdaderos sabios.

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