En tanda de penaltis, Real Madrid sacó de su competición al campeón
El equipo español avanzó a las semifinales al vencer 4-3 al Manchester City.
El Manchester City es el campeón de Europa, pero el Real Madrid es el rey. Y cuando este parece estar muerto y con la corona a punto de resbalarse de sus dedos, resiste hasta el último aliento y, en una tanda de penaltis inverosímil tras decena de ocasiones de los ingleses, emerge para acceder a semifinales.
Los blancos, que sufrieron durante 120 minutos y durante los dos primeros lanzamientos de la prórroga, con el gol de Julián Álvarez y el fallo de Luka Modric, acabó encaminado hacia las semifinales contra el Bayern Múnich, con un descomunal Bellingham a una pierna y un Rüdiger que no sintió la presión del último lanzamiento.
El Madrid le plantó cara al campeón del triplete, domó la pelota y evitó una salida en trompa. Desactivó el factor campo y golpeó a la primera que tuvo. Esta vez la moneda cayó de su lado.
Pasado el minuto 12, Carvajal, sin complicaciones, pegó un pelotazo que pilló al City desprevenido. Era una bola sin aparente peligro, pero Bellingham la bajó como Zidane. Acomodó la pelota, combinó con Valverde y el uruguayo dio vida a Vinicius por dentro. El brasileño, ganando línea de fondo, puso un centro duro que Rodrygo remató de primera para estamparse en Ederson. La pelota quedó viva y en los pies de Rodrygo, que empujó a placer.
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Comenzó entonces el ejercicio de supervivencia definitivo. El City había marcado en el 97 % de los partidos que ha jugado desde su última derrota. El City tenía que marcar.
Haalan cabeceó al larguero, Lunin se estiró contra De Bruyne y Rüdiger llegó en el último momento para frenar un disparo de Grealish.
El City coqueteó con el gol e implantó una sensación de miedo permanente en el área del Madrid, que no paraba de recibir balones y sufrir con cada parada en dos tiempos de Lunin y con cara encare de Grealish y Doku a Carvajal.
Cuando el belga se deshizo de Carvajal y fue Valverde el que le cerró, llegó el problema. Doku encaró al uruguayo, le dejó atrás y puso un centro que Rüdiger expulsó como pudo. Camavinga no persiguió a De Bruyne y el belga, dentro del área, la estampó en la red, en un disparo imposible para Lunin.
El Madrid, que llevaba embotellado toda la segunda parte, se asomó al abismo. Y De Bruyne pudo darle el empujón. Un remate suyo solo, desde el punto de penalti, pasó por encima del larguero para sorpresa de todo el Etihad, que saboreó el 2-1 desde que la pelota rondaba su pie.
Entre baño y baño del City, llegó la prórroga. Otros treinta minutos de sufrimiento, otros treinta minutos de aguantar con Bellingham fundido, todos atrás y un Vinicius que se lesionó en la tercera carrera que perdió en la noche con Walker.
Su imagen, yéndose perdiendo todo el tiempo posible, fue el mejor reflejo del Madrid que, incluso en estas circunstancias, estuvo a punto de poner el 1-2 en un remate de Rüdiger a centro de Brahim.
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Ya en la segunda mitad de la prórroga, Carvajal se quedó tieso y Ancelotti tuvo que recurrir a Éder Militao como solución de emergencia, mientras que Guardiola quitó a De Bruyne y metió a Kovacic para tener aún más control.
Con los dos equipos fundidos, la eliminatoria se fue a penaltis. Y con el último aliento, pasó el Madrid.
Ni tirando primero, ni con Modric fallando su primer lanzamiento, el City fue capaz de destronar al rey. Al fallo del croata fue seguido por un error incomprensible de Bernardo, que tiró a las manos de Lunin, y por un paradón del ucraniano, héroe de la noche, a Kovacic. Bellinhgham, Nacho y Rüdiger no fallaron y el Madrid, casi sin saber cómo, vuelve a las semifinales.
EFE