El largo camino desde un campo minado hasta la fiesta de los Bolivarianos
Un Policía lesionado por la guerra fue el encargado de hacer uno de los relevos de la llama bolivariana.
El 24 de octubre de 2011, cuando se hallaba en labores de aseguramiento y control territorial en el departamento colombiano del Casanare, zona afectada por la violencia, el patrullero de la Policía Juan de Jesús Devia Flórez perdió la pierna izquierda y el ojo ídem al caer en un campo minado.
Seis años después, el 11 de noviembre de 2017 en la ceremonia de apertura de las justas que disputan las naciones libertadas por Simón Bolívar y cinco más, Juan de Jesús hizo parte del grupo de deportistas que llevó la llama de los XVIII Juegos Bolivarianos hasta el pebetero del estadio de Bureche, en Santa Marta.
"Ha sido un largo camino en estos seis años, desde un campo minado en el Casanare hasta el estadio de Bureche", expresa a Efe el patrullero que hoy es un deportista paralímpico y para quien como samario es un orgullo hacer parte de los atletas que cargaron la antorcha bolivariana en el evento deportivo más importante que ha organizado en la ciudad.
"La discapacidad no está en el cuerpo sino en la mente", afirma convencido mientras orgulloso muestra un vídeo de su participación en el maratón de los Marines, realizado hace pocos días en la ciudad de Washington, donde al llegar a la meta después de andar diez kilómetros es saludado por los militares de Estados Unidos.
"Un día me levanté y decidí que tenía que hacer ejercicios porque lo necesitaba para la rehabilitación, pero hoy lo hago porque me hace sentir vivo. Comencé haciendo una hora diaria y hoy hago cuatro", explica al recordar que fue escogido para llevar la llama Bolivariana luego de su regreso de la capital estadounidense.
Al ser preguntado sobre su futuro como deportista paralímpico, Juan de Jesús cierra los ojos tratando de visualizar lo que le depara el porvenir y afirma que "esta vez yo entregué la llama y para mí fue algo hermoso, pero la próxima seré yo quien encienda el pebetero".
"Estoy esperando tener una mejor prótesis, porque no son iguales, ya que una se usa para caminar y la otra para correr", agrega este deportista considerado por sus compañeros de la Policía y por sus familiares como un ejemplo de cómo el espíritu se sobrepone a todas las adversidades.
EFE