El año inolvidable del croata Luka Modric
El volante del Real Madrid se quedó con todos los premios.
Un disparo con la pierna izquierda desde fuera del área al borde del cuarto de hora encauzó la conquista en Abu Dabi del Mundial de Clubes para el Real Madrid, el broche final de un curso inolvidable para Luka Modric, el cabecilla del conjunto blanco y de la selección de Croacia, que resistió hasta la final de Rusia 2018 que coronó a Francia como la mejor.
El estadio Zayed Sports City de Abu Dabi consolidó otra temporada hegemónica para el Real Madrid, que aumentó su poder en el viejo continente. La final ante el Al Ain recuperó la sonrisa madridista, sometido en el tramo final del ejercicio a las secuelas de las sacudidas que supusieron las marchas de Zinedine Zidane, de Cristiano Ronaldo, la derrota en la Supercopa de Europa o el cambio de entrenador.
El Mundial de Clubes culminó un 2018 de ensueño para el Real Madrid, mágico para Modric, el Balón de Oro que derribó la dictadura impuesta por Cristiano y Messi en la última década, y prodigioso para Francia, proclamado en Moscú como Campeona del Mundo.
El estadio de Luzhniki contempló como veinte años después Francia recuperó la corona en un Mundial. La anterior fue como anfitrión, en su templo de Saint Denis, con Didier Deschamps como capitán y con Zinedine Zidane de gran figura.
En Rusia, con Deschamps como entrenador, los "bleus" impusieron ante Croacia, la sensación de la competición, la ley del más fuerte. Fue una respuesta más a la lucha de estilos. El triunfo del fútbol coral, físico y combativo al del aprecio por el balón que Alemania impuso en Brasil 2014 y España en Sudáfrica 2010.
Francia intensificó la apuesta por la firmeza defensiva, por el orden y el equilibrio. Pero consolidó el talento del joven Kylian Mbappe y de Antoine Griezmann, erigido en la referencia del fútbol galo.
La selección francesa prolongó el dominio del fútbol europeo en los campeonatos del mundo. Presumirá de su corona a lo largo de los próximos cuatro años. El fútbol galo está de moda.
El éxito de Francia en Moscú enterró el sueño entusiasta de su adversario, Croacia, que perdió la final por 4-2. Fue el conjunto balcánico la sensación del torneo. La competición que ponderó el desparpajo de una generación plagada de talento.
La derrota no afeó el nivel ofrecido por Modric, elegido el mejor del Mundial. Fue aquel galardón el primero de los trofeos que individualmente acaparó después el futbolista del Real Madrid.
Luka, que se prepara a enfilar el tramo final de su estancia en la elite, superó a todos los demás a nivel personal. Recogió el "The Best", el mejor para la FIFA, y también el Balón de Oro. Un entrometido en el reinado de Messi y Cristiano.
El fútbol recompensó el gusto por el buen fútbol de Modric, beneficiado por el buen rendimiento a nivel internacional de su equipo.
En un año plagado de vaivenes a nivel doméstico el Real Madrid rentabilizó sus resultados más allá de la liga española. De entrada, hizo historia el equipo blanco al sumar su decimotercer título de la Copa de Europa-Liga de Campeones, el tercero consecutivo.
El Liverpool fue su última víctima en la Champions. La final de Kiev estuvo marcada por la entrada al campo de Gareth Bale, que desequilibró el partido con una chilena de ensueño en el primero de su dos tantos. El equipo inglés acusó la lesión de Mohammed Salah y acabó siendo víctima de los errores de su portero Loris Karius.
Del Real Madrid de Alfredo Di Stéfano al de Cristiano, que ya dejó un mensaje enigmático sobre su futuro en un Real Madrid que firmó un hecho inédito con tres títulos consecutivos, una hegemonía inalcanzable con la conquista de cuatro Ligas de Campeones de las cinco últimas.
La Champions fue la penúltima buena noticia del conjunto blanco, al que abordaron después los contratiempos. Días después del éxito en Kiev Zinedine Zidane decidía dejar el banquillo del equipo. Y a continuación, con el Mundial aún sin terminar, fue Cristiano Ronaldo el que cumplió con la amenaza que dejó entrever en Kiev y echar el cierre a su etapa de blanco.
Las adversidades del club blanco continuaron en la Supercopa europea, que le arrebató el Atlético Madrid. El equipo de Diego Pablo Simeone amplió en Tallín su cosecha de éxitos continentales.
Primero con la Liga Europa que el cuadro rojiblanco ganó al Olympique Marsella en Lyon, donde sobresalió Antoine Griezmann. La tercera Liga Europa del Atlético, el sexto éxito del equipo madrileño en la era Simeone, maquilló el sinsabor de la Champions, donde no sobrepasó la fase de grupos.
Amplió su cosecha meses después el equipo de Simeone, que logró en Tallín la Supercopa ante su máximo rival (4-2) en un partido que tuvo que recurrir a la prórroga y que pudo ganar cualquiera.
El Atlético de Madrid del argentino Diego Simeone conquistó su séptimo título en seis años y medio con la segunda Supercopa de Europa en ese tiempo, en el que ha ganado todas las grandes competiciones menos la Liga de Campeones, su mayor anhelo y deseo después de las dos finales de 2014 y 2016.
El Real Madrid, por su parte, vio cortada su racha de triunfos en finales internacionales 18 años después, no perdía desde el 2000 cuando lo hizo en la Intercontinental ante Boca Juniors, y después de trece títulos conquistados cedió la Supercopa Europea en Tallín.
El 2018 será recordado también como el de la Copa Libertadores del exilio. Cuatro semanas después del partido de ida y medio mes más tarde de lo previsto, River y Boca decidieron en Madrid, sobre el césped del Santiago Bernabéu, la consideración del rey de Sudamérica.
Fue el River el que se llevó la Copa Libertadores más polémica y, quizá, también la más popular de la historia. Un diluvio, distintos altercados, un ataque al autobús de Boca, sucesivos aplazamientos y, finalmente, la sorprendente decisión de trasladar la definición del título a Madrid y que el cuadro de Marcelo Gallardo ganó gracias a un gol del colombiano Juan Fernando Quintero.
EFE