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Thibaut Courtois evitando el gol de Diego Costa.
Thibaut Courtois evitando el gol de Diego Costa.
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EFE

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Duelo de arqueros en el derbi madrileño: Real y Atlético empataron 0-0

Thibaut Courtois y Jan Oblak fueron las grandes figuras del partido.

Dos paradas decisivas de Thibaut Courtois en el primer acto y una de Jan Oblak en el segundo, convirtieron en un derbi de porteros y sin pegada el duelo entre un Real Madrid que añora un 9 goleador y un Atlético de Madrid que exhibió sin premio sus virtudes de inicio antes de desaparecer.

La pasión del mejor derbi del mundo no se tradujo en espectáculo. Se rebaja a duelos tácticos donde se juega a lo que desea Simeone, dominador en Liga del Santiago Bernabéu -seis torneos seguidos sin perder- con planteamientos que anulan a buena parte de las individualidades de su rival, hasta que Julen Lopetegui respondió con un giro por unas molestias de Bale.

Alejado de antiguos sufrimientos y con la confianza que le genera un dominio reciente en casa del eterno enemigo, el Atlético salió sin complejos a por el Real Madrid. Sin apuros para anular al tridente ofensivo madridista, que se reducía al ímpetu de Gareth Bale, encontró en Lemar un futbolista clave para generar desequilibrio.

Hizo daño entre líneas, apareciendo por dentro, y nutriendo de buenos balones a Griezmann y Diego Costa. Los dos hicieron daño siempre en carrera. Saúl era el primero en intentarlo con un disparo lejano que sacó de puños Courtois.

El reencuentro del belga con su antiguo equipo le sirvió para reivindicar su nivel. Griezmann buscaba una tijera más vistosa que efectiva mientras el Real Madridcomenzaba a sentir impotencia, necesitado de la magia ausente de Isco, por no hablar de la pegada perdida con Cristiano Ronaldo. El portugués siempre fue decisivo en los duelos grandes y Lopetegui añora un 9 con gol.

Se convirtió en previsible el equipo de Lopetegui. Con la banda izquierda coja sin Marcelo, descartando la posibilidad de resucitarla metiendo a Bale en su zona natural. Kroos y Modric sufrían en la telaraña rojiblanca en la medular.

Sólo el coraje de Dani Carvajal generaba peligro. Desde su zona llegaron centros con aroma de peligro que no inquietaron a Oblak por las buenas coberturas de Giménez y Godín para tapar los remates.

La ineficacia con la posesión iba acompañada de un alto riesgo en caso de cometer un error. Equipo largo y con desconexión del tridente. Fue cuando Courtois salvó a su equipo, primero tras una falta pedida por Asensio no señalada, que provocó una contra veloz que dejó a Griezmann mano a mano con el portero madridista. Intentó picar el balón pero perdió el duelo. Courtois la salvaba con la cara.

Se teñía de rojiblanco la primera parte del derbi cuando Bale tuvo la única clara para el Real Madrid. A balón parado, con pase medido de Kroos al segundo palo, apareció el galés para cruzar su disparo en exceso. Era una acción puntual porque el dominio era atlético, con Rodri imponiéndose en la medular, Saúl intentándolo de nuevo con su llegada acariciando el poste y un nuevo mano a mano perdonado.

Después de desesperarse Diego Costa pidiendo el VAR por una mano de Casemiro dentro de su área, apareció para castigar una pérdida de Kroos. Con espacio para correr, tras una nueva carrera de Lemar con pase al espacio. Courtois tapó espacios y salió de nuevo vencedor.

Se hizo el silencio en la grada del Bernabéu al no ver a Bale salir del vestuario tras el descanso. Son los riesgos que corría la directiva blanca al no fichar una estrella con el historial de lesiones del jugador que asumía el liderazgo. Lopetegui reforzaba la medular, por donde se le iba el partido, y apostaba por Ceballos.

Lejos de acusarlo el escenario cambió. El Real Madrid se adueñó del balón, comenzó a tocar con criterio y a pisar área rival ante un Atlético que debía encontrar una respuesta en el físico. De golpe desaparecieron sus virtudes y se mantuvo en pie por una exhibición defensiva de Giménez.

La seguridad de Oblak tampoco se puso en duda. Asensio buscó espacios para superarlo donde no existían. Ceballos aportó toda la creación que le faltó a su equipo, apareció la velocidad en la posesión, mejoró el Real Madrid como equipo pero le faltó la pegada de un devorador del gol. Casemiro y Modric lo buscaban con disparos lejanos y Asensio tenía la acción que pudo decidir el duelo. La gran visión de Kroos, aprovechando un desmarque de arrastre de Benzema, dejó solo a Marco que no superó a Oblak.

Simeone sintió el peligro y reforzó su centro del campo rebajando la dinamita ofensiva. El único balance ofensivo del segundo acto fue un disparo desviado de Filipe Luis para un Atlético que desapareció. Al Real Madrid no le bastó con casta para vencer. Ni el intento de los últimos minutos en el debut de Vinicius salvó a Lopetegui en los duelos grandes. Sigue sin ganar ninguno en el inicio de un estigma que le persigue.

EFE

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