Bielorrusia, país apartado de las competiciones internacionales como castigo por al apoyo dado por su gobierno a Rusia en la invasión de Ucrania, tiene un peso deportivo menor en la escena mundial, que se centra en una decena de disciplinas.

Como le sucede a Rusia, en su caso por sus irregularidades en materia de dopaje, las nuevas sanciones deportivas para Bielorrusia llueven sobre mojado: el presidente del comité olímpico, Victor Lukashenko, heredó el puesto a dedo tras casi un cuarto de siglo en manos de su padre Alexandr, presidente del país y considerado el último dictador de Europa.

Por ello el COI no reconoce su autoridad olímpica, ha condenado la represión ejercida sobre los deportistas opositores y expulsó de los Juegos de Tokio 2020 a dos funcionarios federativos por acosar a la atleta Krystina Tsimanouskaya, que huyó a Polonia.

Bielorrusia ocupó el puesto 45 en los pasados Juegos de Tokio, con 7 medallas y solo un oro, y el 24 en los de invierno de Pekin 2022, en los que ganó dos platas.

Estas son algunas de las principales estrellas del deporte bielorruso que pueden verse afectadas por las sanciones internacionales.

A sus 23 años, Aryna Sabalenka llegó en 2021 al segundo puesto de la clasificación mundial de tenis -ahora es tercera- tras ganar diez títulos en cuatro temporadas.

Su asignatura pendiente es hacerse con un torneo de Grand Slam, tras estar a punto el año pasado con sus semifinales en Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos.

En la década anterior llegó al número uno del circuito la también bielorrusa VIctoria Azarenka, ganadora de Abierto de Australia en 2012 y 2013 y que a los 32 años aún ocupa una digna decimosexta posición en la clasificación WTA.

El atletismo es el deporte que más éxitos olímpicos ha dado a Bielorrusia, pero su balance en Tokio 2020 se limitó a una medalla, el bronce de Maksim Nedasekau en salto de altura, con marca de 2,37.

Fue cuarto en los últimos campeonatos del mundo y encaraba esta temporada como segundo del ránking mundial.

El solitario oro olímpico de la delegación bielorrusa en Tokio se lo colgó el gimnasta de trampolín Ivan Litvinovich, de 20 años, que también es subcampeón mundial individual y doble campeón por equipos.

Hace dos semanas se llevó la Copa del Mundo de Bakú, por delante de su compañero Andrei Builou.

El próximo junio en Rimini (Italia) les esperan los campeonatos de Europa, salvo movimiento de la Federación Internacional de Gimnasia, que aún no ha anunciado sanciones más allá de la supresión de los himnos y banderas.

El bronce de los Juegos de Tokio puso merecidamente en el podio olímpico a Alina Harnasko, que ya tenía seis medallas mundiales y siete europeas, entre ellas sendos subcampeonatos en el concurso completo.

El último fin de semana participó en el Gran Premio de Tartu y acabó primera, tras imponerse en cinta, pelota y aro y ser segunda en mazas.

La serie de las copas de mundo comienza el día 18 en Atenas. Para entonces debe conocerse ya la postura federativa.

Si hay un deporte en el que Bielorrusia es actualmente una potencia mundial, ese es el piragüismo en aguas tranquilas.

Los últimos mundiales, disputados en 2021, colocaron al equipo en la segunda posición final, con 8 medallas, cuatro de ellas de oro.

Una de estas se la pusieron al cuello las integrantes del K4 500, que fueron las mismas que dos meses antes habían ganado en Tokio la plata olímpica: Volha Khudzenka, Maryna Litvinchuk, Marharyta Makhneva y Nadzeya Papok.

Este año los Mundiales serán en agosto en Dartmouth (Canadá).

En deportes de invierno, el biatlón es el que más éxitos ha dado históricamente a Bielorrusia, con once medallas olímpicas.

Una de ellas cayó en Pekín 2022 gracias a Anton Smolski, plata en los 20 km. Fue un premio a la perseverancia, porque se inscribió en seis pruebas.

Su primera temporada cumple en Astana el corredor Alexandr Riabushenko, que acaba de participar en la Vuelta a la Comunidad Valenciana (57).

Se le espera en la París-Niza del domingo, salvo que las sanciones sean efectivas antes.

EFE