Con un doblete, Joao Pedro sentenció la suerte del Fluminense
El brasileño marcó ante su antiguo equipo y le dio al Chelsea el paso a la final.
El Chelsea se clasificó este martes para la final del primer Mundial de Clubes al derrotar por 2-0 al Fluminense con un doblete espectacular de Joao Pedro.
Fichado hace tan solo seis días y tras debutar con el Chelsea en cuartos el pasado viernes, el brasileño marcó dos goles fabulosos y arruinó las ilusiones de un Fluminense en el que precisamente inició su carrera futbolística antes de dar el salto a Europa.
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Los 'Blues' se enfrentarán el domingo por el título al vencedor de la otra semifinal entre el Paris Saint-Germain y el Real Madrid.
Con 34 grados, 46 % de humedad y sensación térmica de casi 40 grados cuando empezó el partido a las 15 horas, el MetLife Stadium no invitaba a un duelo de ritmo alto pero el Chelsea intentó animar la tarde.
Enzo Fernández a la media vuelta desde el punto de penalti y un cabezazo de Tosin Adarabioyo sirvieron de aviso. A la tercera ya no perdonó el Chelsea.

Otra vez por el costado de Pedro Neto, el balón acabó cayendo en las botas de Joao Pedro en el pico del área. El brasileño tomó aire, apuntó a la escuadra del palo largo y clavó un gol brillante. No celebró el tanto y pidió perdón a su antigua afición.
Amparados en un bloque muy físico y rocoso con Moisés Caicedo de vuelta -el ecuatoriano se retiró en el último minuto con molestias físicas y ya sin cambios disponibles en su conjunto-, el Chelsea controlaba el partido sin mayores ante un Fluminense tímido y que extrañaba al sancionado Matheus Martinelli.
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En la reanudación, el Chelsea enseñó las garras de nuevo con un par de tiros lejanos de Caicedo y Cucurella. Pero la tarde era toda de Joao Pedro.
En un contraataque encontró una autopista por la izquierda ante una defensa rival descolocada. Como en el primer tanto, se perfiló perfectamente hacia su pierna derecha y envió un misil que rebotó en el larguero antes de tocar la red.
El 2-0 dejó muy tocado al Fluminense y los de Enzo Maresca pudieron hacer más daño con ocasiones para Malo Gusto y Christopher Nkunku.
No llegó la goleada pero tampoco el tanto del honor de un Fluminense que no dejó de intentarlo con todo el corazón del mundo y que dijo adiós con la frente en alto.
EFE