En los Juegos Panamericanos de 2007, celebrados en Río de Janeiro, los condones usados por los atletas provocaron una emergencia luego que colapsaran el sistema de evacuación de aguas de la edificación donde se quedaba la delegación argentina. 

Una situación similar ha ocurrido en la Villa Olímpica  de Río 2016 porque los preservativos que la organización ha donado a los deportistas se han acumulado en el sistema que se encarga de recoger objetos sólidos lanzados a los retretes, obstaculizando la canalización de las aguas residuales afectando así el desagüe de este epicentro. 

En total,  la organización de los juegos se puso la meta de repartir en la Villa 450.000 condones, de los cuales han sido entregados 350 mil, 200 mil más que en Londres 2012. Esa cifra corresponde a una media de 42 condones por atleta.