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Hansel Vásquez

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Batalla de Flores: una jugada maestra de Cristina y Carlos

La fiesta de este sábado me dejó la nariz roja, un bronceado de camarón y la alegría de disfrutar los tres días de Carnaval que quedan.

¡Por fin llegó el día de la Batalla de Flores!

Mientras me estaba bañando esta mañana mi mente solo podía pensar en una cosa: Batalla de Flores. Por fin se iba a realizar el evento más hablado desde los tres meses que llevo aquí.

Esa impaciencia me acuerda la del Mundial en Brasil (los primeros partidos son importantes y me puse nervioso cuando Thomas Müller luchó con Cristiano Ronaldo. Pero esperaba algo más grande y tenía la ilusión que mi equipo alemán esta vez lo pudiera logar hasta el final). Ese aumento de alegría previa de partido a partido es muy similar a los nervios de los barranquilleros durante los precarnavales.

Y para que me entiendan mejor lo describo así: la coronación del Rey Momo eran los octavos, la guacherna el cuarto y la semifinal (la cual ganamos 7 a 1 con Brasil, la cual traigo a acotación) era la coronación de la Reina. Finalmente, lo que todo el mundo espera, la gran final con la Batalla de Flores.

"Tenemos que estar tempranito", me dijo mi compañera de Zona Cero y me mandó a estar a las 10 de la mañana en la Via 40, y añadió "pero puntualito. ¿Oíste Thomas?".

Cuando llegué al lugar, (a la hora colombiana) a las 11 de la mañana, las primeras palabras que me salieron eran"¡Que calor hace!”. Apenas eran las 11 am y ya estaba mojado de sudor como un perro recién bañado. “Que suerte que mi compañera también me mandó a echarme un bloqueador fuerte”, se me pasó por la mente.

Lo que ustedes no saben es que soy blanquito, casi transparente. No me bronceo, me pongo rojo. Apenas terminé de pronunciar que sentía calor, mi compañera me contestó: “eso no es nada. Hoy está nublado…” y yo pensé “ahora entiendo porque la casa de la Selección Colombia es en Barranquilla. Con ese clima es más fácil derrotar a los equipos que no están acostumbrados a ese calor”.

Tradición, fantasía y un poquito menos sol

Pero no me debería preocuparme tanto por mí. En la calle comenzaron a pasar los bailarines de las comparsas a buscar su lugar. Muchos de sus disfraces les cubrían casi todo su cuerpo. "Que sufrimiento. Yo no querría caminar unos 4 kilómetros bajo este sol", dije yo con el mayor respeto. Así otra vez me confirmaron los barranquilleros que obviamente aman su Carnaval de ‘Curramba’.

A la 1:20 de la tarde arrancó el desfile con las ‘Escobitas bailando’. Confieso que me gustaría ver en Alemania a los trabajadores de la limpieza urbana bailar así.

En el transcurso del desfile se nubló el cielo y mis sospechas de que iba a salir rojo como un cangrejo disminuyeron un poquito. Pregunté a mi compañera cuántas comparsas iban a salir.

"Serán alrededor de 500", me respondió.  - „

-“¿500? ¿Cuantas horas va a durar esto?...espero que las nubes se queden, si no es muy probable que me muera derretido en la Vía 40”, pensé.

Las comparsas que siguieron no se quedaron atrás de las ‘Escobitas’. Pasaron Monocucos, Marimondas, Son de Negros, Negritas Puloy y muchos disfraces de fantasía que no he visto en los precarnavales.

Hasta el Papa Francisco, unos Aliens y el famoso Mario Barakus de ‘The A-Team’ me saludaron. Y – claro – no podían faltar la divina Reina Cristina Felfle y el dorado Rey Momo Carlos Cervantes con sus respectivas carrozas. Además, y eso debe der muy barranquillero o colombiano, salían un pocotón de modelos y reinas de belleza. Me quedé con una sonrisa en la cara y me quedé pensando: aunque a mí me cae mal el solazo, en esos momentos si me gusta el calor. Así se puede ver mucha piel y falditas cortas.

Alegría y desorden en la calle

En uno de mis artículos pasados escribí que el desorden me parece obligatorio para un Carnaval alegre. Ahora tengo la sensación que muchos de ustedes leyeron mi columna y lo han hecho realidad. Aunque había rejas para evitar que la gente entrara al desfile, muchos de los espectadores no solamente se sentaron en la calle sino también entraron a tomar fotos y bailar. Lo que me gustó a la primera vista, porque aumentó la bulla y la alegría.

Mi primer resumen del final carnavalero

Después de la Batalla de Flores entramos en el descanso hasta que mañana siga el segundo tiempo del gran final, aunque ya siento que Barranquilla no va a descansar esta noche.

Yo, como técnico autodesignado, les exclamo:

¡Hasta ahora es un buen partido! Estoy emocionado. Mucha creatividad, el mejor ambiente que me podía imaginar y una motivación tremenda. Una jugada maestra de Cristina y Carlos. ¡Sigan así! Tengo mucha curiosidad de ver como continua mi vida carnavalera… ahora con quemadura en la nariz.

Por Thomas Ritter

 

 

 

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